Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

14 de octubre de 2016

YO NO DEJO SIN RECOMPENSA NI UN VASO DE AGUA QUE DEIS EN MI NOMBRE





Hijos Míos, Soy vuestro Redentor, Jesús de Nazaret. Me dirijo a vosotros para deciros que todo aquel que de una forma u otra trabaja por la extensión de Mi Reino, Yo lo recompensaré en esta vida y en la otra. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos, no tenéis que ser sacerdotes para trabajar en Mi Viña, cualquier persona que Me ame y desee hacerlo, tendrá su recompensa y las gracias necesarias para que su labor sea fructífera, aunque ellos no lo sepan. Pero las condiciones para que esa labor sea fructífera deben ser una recta intención de querer ayudar a la almas y de darme gloria, porque hay quienes trabajan por su propia gloria y eso no lo deseo.

Hay grupos de oración, paginas en la red, libros, actos reparadores, un sinfín de acciones que Me agradan mucho si las hacéis por amor a Mí y el bien de las almas. Todo, hijos, será bendecido en esta vida y en la otra, porque Yo no dejo sin recompensa ni un vaso de agua que deis en Mi nombre (Mt 10, 42). Yo, Jesús, os hablo.

Muchos de vosotros creéis que lo que hacéis es poca cosa, o no es fructuoso, pero en la otra vida muchos veréis que aquellas cosas que en esta vida considerasteis insignificantes, conoceréis el bien que hicieron a las almas y la gloria que Me dieron, porque todo aquel que no se busca a sí mismo y hace las cosas por el Reino de los Cielos, son personas que Me aman y Me tienen muy cerca, porque Me agradan y Me consuelan en tantas ingratitudes como recibo y tantas blasfemias.  Mi Santa Madre os ama también de forma especial porque todo aquel o aquella que Me consuela, es una criatura que agrada a Mi Madre y Ella intercede constantemente para que vuestra perseverancia en la fe sea hasta el último instante de vuestra vida. Yo, Jesús, os hablo.

Sí hijos, sí, tratad de propagar el Reino de Dios en todas las partes. Propagad devociones, suscitad reparaciones, rezad el Santo Rosario, ofreced la Santa Misa y penitencias por el Reino de los Cielos, para que cada vez más, hayan muchas almas que Me amen y se entreguen a Mí y sean fieles a las gracias que Mi Santo Espíritu les da y se reconviertan. Yo, Jesús, os hablo y os intruyo.







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