Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

20 de octubre de 2017

¡AY HIJOS! QUE PACIENCIA LA MÍA



Mis pequeños hijitos, ¿qué padre si es bueno abandona a sus hijos en la tribulación, en los días de prueba o en la enfermedad? Sabéis -y muchos de vosotros sois padres- que un padre o una madre buenos no se desentienden de los problemas de sus hijos, antes bien, los sobrellevan junto a ellos y los animan a no sucumbir en el pesimismo. Yo, Jesús, os hablo.

Vosotros que sois malos sabéis ayudar a vuestros hijos en todo momento (Lc 11, 13-15), Yo, hijos Míos, que Soy la misma bondad ¿no sabré ayudaros a vosotros en vuestros días de prueba? ¿Me creéis un ogro o un tirano? Deseo más que vuestros buenos padres el bien para vosotros y Yo siendo Todopoderoso os lo puedo dar. Por tanto hijos, creed que puedo y que además quiero. A cambio os pido fe, confianza en Mí, en Mi Santa Madre, en San José, y en todos los santos que invoquéis, porque Nosotros oímos vuestros gemidos y lamentaciones y sabemos muy bien de que adolecéis. Y vosotros, hijos de Dios, debéis de creer en Nuestra bondad, en Nuestro amor y misericordia y no torturados con vuestra situación, porque Yo nunca os daré lo que sea superior a vuestras fuerzas, y aun así, no os faltará Mi gracia para superarlo. Yo, Jesús, os hablo.

El problema lo creáis vosotros con vuestros criterios terrenales que nada tienen que ver con los del Cielo. Vosotros hijos, queréis hacer las cosas a vuestro estilo y Me queréis atar las manos para que las cosas os salgan como vosotros queréis y no como Yo deseo. Yo deseo más y mejor que vosotros vuestro bien y santidad, pero eso no lo queréis entender, porque pensáis que si os sale bien todo según las cosas terrenales es que os amo mucho, pero si ya esos planes no os cuadran, pensáis que os he olvidado.

¡Ay hijos! Que paciencia la Mía. No entendéis nada de nada, no sabéis valorar cuando Yo, Jesús, el Redentor, os visito con la cruz, y os la pongo en vuestros hombros como Yo la llevé, para que al igual que Yo y para que os parezcáis más a Mí ante la vista de Mi Padre Eterno, seáis otros “cristos” en la Tierra. Quien se mantiene en la prueba en fe, en Mi amor, en disponibilidad en Mis planes divinos, ese Me da una gloria que ni él mismo podría sopesar en esta vida. Así que hijos, creed en Mí en todo momento, en tribulación y en bienestar y permaneced en Mi amor (Jn 15, 9-11) para que deis mucho fruto. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.









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