Hijos
queridos de Mi divino Corazón, una vez más Me comunico con vosotros y lo hago
como siempre con inmenso amor. Yo, Jesús, os hablo.
No debéis
olvidar ni posponer vuestros deberes para Conmigo. A veces anteponéis vuestros asuntos personales a los Míos, y a Mí Me agrada mucho que lo que
os habéis comprometido a darme, Me lo deis pero sin aparcarlo. Un día podéis encontraros
mal, pero un día, y otro, y otro, que no Me deis lo que Me corresponde, va
entrando en vosotros la desidia y os vais enfriando y termináis en la terrible
y maliciosa tibieza. Yo, Jesús, os hablo.
Yo sé qué
hace mal tiempo, nieves, lluvia, viento, pero vosotros no dejáis de ir a trabajar
por el mal tiempo porque os costaría alguna sanción, bien económica bien de represión,
entonces hijos, no Me pongáis a la misma altura que al dinero, porque si por no
perder dinero no dejáis de trabajar, y por no dar mala imagen tampoco dejáis de
hacerlo y, además comprendo que es un deber que debéis cumplir, Yo espero impaciente
lo que os habéis propuesto darme, y algunos días no Me llega y eso Me aflige,
porque hay que luchar contra el mal cada cual según puede, unos con oraciones,
otros con sacrificios, otros con la fidelidad a Mí en sus compromisos, otros
con los deberes de estado etc. Sí hijos sí, no dejéis de darme lo que os habéis
propuesto, porque Yo aunque Soy Dios y nada necesito de las criaturas, Me gusta
que Me honren y no se olviden de Mí, y además lo que Me dais lo aplico a las almas
que sufren y que van por sendas de perdición. Yo, Jesús, os hablo.
La
fidelidad en vuestro plan espiritual es muy beneficiosa no solo para vosotros
sino para otras almas, a veces para algún moribundo cuya indecisión le puede
costar perderse eternamente. Hijos, sed responsables en todo, en el trabajo, en
la familia, en vuestros planes espirituales, en todo, porque a Mí Me gusta que seáis
coherentes Conmigo y cumpláis vuestros ofrecimientos cada día, no cuando os
viene bien. Esa perseverancia en ser buenos cumplidores os ayuda a vosotros los
primeros y os protege del enemigo mortal de las almas que lo que más desea es
que dejéis de rezar el Rosario, dejéis de ir a Misa -aunque no sea día de
precepto- dejéis de confesar, de comulgar, de leer, dejéis todo, porque si vais
dejando cosas, al final os pesará tanta dejadez y, veréis como una gran carga cumplir en la
vida espiritual lo más elemental. Yo, Jesús, os hablo.
Soy
Dios, verdadero Dios pero también Soy verdadero Hombre y entiendo muy bien
vuestra naturaleza humana y los baches por los que atravesáis muchos días, por
tanto hijos, pedidme fuerzas, la gracia de cumplir con lo propuesto y hacedlo
con corazón -aunque no sintáis gusto por ello- lo importante es la voluntad de
querer cumplir con los deberes para Conmigo, puesto que hijos, formo parte de
vuestra vida. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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