Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

23 de octubre de 2018

VELAD Y ORAD, OS DIJE EN MI VIDA PÚBLICA, PARA QUE NO ENTRÉIS EN TENTACIÓN


Amados hijos de Mi divino Corazón, hoy os quiero hablar de que tenéis que poner más empeño en vencer las tentaciones, porque tentaciones nunca os van a faltar, pero debéis afrontarlas y ponerles cara para no caer en ellas. Yo, Jesús, os hablo.

Tenéis que proponeos orar y hacerlo más asiduamente y con más fervor. No digáis que no tenéis tiempo, porque lo que no tenéis es ganas. Tenéis tiempo para ver programas de la tele, para leer las noticias, para hacer deporte y más cosas, pero para orar no queréis sacar tiempo y, os aseguro que tan pronto oréis unos cuantos días seguidos, ya no podréis estar sin oración, porque notaréis el bienestar y la paz espiritual que os da y la fortaleza que recibís a través de ella.

Orar es hablar Conmigo y contarme vuestras cosas por difíciles que sean. Y aunque Yo las conozca si vosotros Me las contáis veréis que paz interior os entra al desahogaros Conmigo, que todo lo puedo que os amo y que os comprendo como ni siquiera vuestras madres os comprenden. Si no hacéis oración caeréis una y mil veces en tentación, y esto va sobre todo para los sacerdotes, que cada vez hay menos sacerdotes orando y cumplen su ministerio como quien cumple un trabajo y punto, no con la fe y el fervor que son necesarios, y sobre todo, con el amor hacia Mí.  Yo, Jesús, os hablo.

Velad y orad os dije en Mi vida pública para que no entréis en tentación, (Mt, 26-41) no os lo dije para que no tengáis tentaciones, sino para no caer en ellas. Tener tentaciones no es malo y vencerlas os da un gran mérito, pero la condición es esa: orar para no caer en la tentación, y sobre todo, no poneros en peligro de tenerlas. Porque si un alcohólico se pone a trabajar en una tienda de licores, tarde o temprano tan cerca de la tentación, caerá.

Quien sabe que alguna cosa le tienta y puede caer en ella, es mejor que se aparte de aquello que puede ser motivo de pecado. Pero la oración tiene tal poder y fuerza que convierte vuestras debilidades en vencimientos porque Mi gracia a través de la oración fluye como un manantial fluye en la naturaleza. No se puede decir que sois buenos cristianos si cumplís los Mandamientos, practicáis los Sacramentos pero dejáis a un lado la oración. Proponeos hacerla siempre que podáis. Habrá días que no podáis realmente, pero entonces tratad de suplir ese tiempo con el trabajo lleno de espíritu de oración y con jaculatorias u oraciones en medio de los deberes, para que durante la jornada o vuestras obligaciones se eleven a Dios por medio de esas pequeñas oraciones que Me ofrezcáis. Un Avemaría en medio de la tormenta interior o en medio de vuestras ocupaciones sube al Cielo y os beneficia a vosotros los primeros. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.










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