Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

30 de julio de 2018

LA ARIDEZ EN EL TRATO CONMIGO ES IGUAL DE VALIOSA SI OS MUEVE EL DESEO DE QUERER SANTIFICAROS


Hijos de Mi Sacratísimo Corazón. Con cuanto amor Me dirijo a vosotros y cuanto deseo que vosotros os dirijáis también a Mí con el mismo amor. Yo, Jesús, os hablo.

Muchos de vosotros a la vista de vuestra mediocridad, de vuestras caídas repetitivas una y otra vez, de vuestro carácter incontrolable, os sentís desanimados a pesar de que Me amáis. Quisierais ser como los santos que superaron todas las batallas, pero os digo, que a ellos también les costaron mucho superarlas, porque al igual que vosotros caían y caían y, tantas veces como caían se levantaban. Ese esfuerzo por levantarse, por lavarse en el Sacramento de la Penitencia, por querer mantenerse fiel a Mí a pesar de todo, ese esfuerzo, Yo lo bendecía tantas veces como lo empleaban en vencer la tentación y librarse del mal que les acechaba. No creáis que sois peores que los santos porque no os veis crecer en virtud, no, Yo Soy quien os ve tal y como sois y, no todos tenéis que preocuparos de no alcanzar la santidad, porque la santidad la doy Yo según vuestras disposiciones, deseos y voluntad de lograrla. Yo, Jesús, os hablo.

Lo que no tenéis es que dejar la oración y los sacramentos. No dejéis vuestro plan de vida espiritual aunque os parezca que estáis siempre en el mismo punto y no crecéis en virtud. Considerad que Mi adversario trata de meteros el desánimo que tan dañino es, para que abandonéis todo y os dediquéis a las cosas del mundo. Esto va también para las almas consagradas tanto monjas como frailes que viven una Regla y que no siempre la cumplen a la perfección. Yo permito que tengáis que luchar contra vosotros mismos, contra el decaimiento, contra la tentación, contra la vanidad o el orgullo, pero eso no quiere decir que no sirvan vuestros esfuerzos, os digo que sí sirven porque Yo sé hasta dónde podéis llegar y hasta donde no. Yo, Jesús, os hablo.

Leed vidas de santos y santas que tanto pasaron hasta alcanzar la virtud y murieron creyéndose grandes pecadores. Yo aprecio todo lo que hagáis por insignificante que sea -si lo hacéis con la intención de santificaros- aunque no  consigáis el fin que os proponéis. Yo os lo daré en su momento, mientras estáis luchando por la santidad ya os estáis santificando, aunque os parezca que estáis en el mismo punto de siempre. No dejéis el contacto Conmigo que Soy Amor y que os doy Mi gracia cuanto más os relacionéis Conmigo. A veces os ponéis en oración y no sentís nada de nada y hasta os vienen mil pensamientos mundanos que nada tienen que ver Conmigo. Lo sé hijos, sé lo que os pasa, pero la voluntad de manteros ante Mí eso ya os sirve, porque es la voluntad y la intención lo que Me vale y no los sentimientos. No todo el que tiene sentimientos está más avanzado que vosotros en la santidad, ni mucho menos, el sentimiento es un don que a veces doy a quien creo que le hace falta para estimularlo a seguir adelante o un premio por su perseverancia, pero la aridez en el trato Conmigo es igual de valiosa -si os mueve el deseo sincero- de querer darme gusto y de querer santificaros a través del contacto Conmigo. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.









No hay comentarios:

Publicar un comentario