Hijos de Mi divino Corazón,
deseo inmensamente que Me honréis todo lo que podáis porque estáis en una de
las épocas peores de la Humanidad. Yo, Jesús, os hablo.
Cada cual debe
aportar por el bien de la Iglesia y de toda la Humanidad, lo que pueda espiritualmente.
Unos serán ayunos, otros serán mortificaciones, otros su enfermedad, otros sus limosnas,
otros su reparación, otros su adoración, Rosarios, Vía Crucis y toda clase
de acciones llenas de amor y de fervor,
para que Mi Santa Madre lo aplique todo a sus intenciones que son las Mías y,
Ella no pone ni quita nada sin que Yo le diga sí. Por tanto hijos, en tiempos
difíciles donde el mal es la escuela de estos días, donde ya se hace la maldad sin
miramiento alguno, donde el Maligno parece que está venciendo, hagamos todo lo
que a él le disgusta que es orar y hacer penitencia de una forma o de otra,
pero no os relajéis y tratad de ofrecer al Cielo cuantas más cosas mejor,
porque todo eso servirá para ayudar a miles de almas que algunas ni una sola
vez han pronunciado Mi nombre. Yo, Jesús, os hablo.
La riqueza espiritual
que produzcáis será en beneficio de Mi Cuerpo Místico pero también otras muchas
almas se beneficiaran de los actos, esos sí, procurad vivir en estado de gracia
para que todo lo que hagáis suba directamente al Cielo y no se quede en meros
actos humanos, aunque sean buenos. En las almas que viven en estado de gracia
vivo Yo y es como si Yo lo hiciera, Mi gracia no os va a faltar pero tengo que
pediros que oréis, oréis y oréis y que no dejéis de ofrecer sacrificios por
pequeños que sean, porque en el Cielo todo vale.
Estáis viviendo
situaciones de verdadera maldad donde ya no solo no se Me reconoce a Mí sino
que os odian por ser Mis seguidores, pero no temáis, no podrán Conmigo, porque
aunque seáis almas pequeñas y podáis ofrecerme cosas muy pequeñas y limitadas,
si las unís a Mis merecimientos, se convertirán en obras grandes y divinas,
porque Mis méritos las envolverán en el amor divino y las llevarán Mis Ángeles
así ante Mi Padre Celestial, el cual está muy disgustado y dolorido por el
rumbo que lleva este mundo ingrato y donde la ambición y la vanidad son para
muchas almas ídolos de perdición. Yo, Jesús, os hablo.
Orad hijos, orad por
vuestros gobernantes y por la Jerarquía, orad para que tengan luz y no se pierdan
por toda la eternidad, aunque los veáis malvados Mi gracia puede resucitar a un
muerto, mucho más a los muertos espiritualmente, por eso, orad también por
ellos y no haya encono en vosotros por su forma de gobernar y su errores tan
atroces, eso sí, no los sigáis, no hagáis lo que ellos os digan si van en contra de Mi ley divina. Os vuelvo a decir que viváis preparados como las vírgenes buenas que
llevaban sus lámparas llenas de aceite y, no seáis tan necios como las otras que
las encontró el esposo con las lámparas vacías. Yo, Jesús, os hablo y os aviso.
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