Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

23 de junio de 2018

EL QUE TENGA OÍDOS PARA OÍR QUE OIGA


Hijos amados de Mi divino Corazón, hoy Me dirijo a vosotros con el deseo de pediros que vengáis a Mí y Me adoréis, porque Yo Vuestro Redentor os espero cada día en el Santísimo Sacramento. Yo, Jesús, os hablo.

En Mi paso por este mundo como hombre, la gente se atropellaba y deseaba tocarme porque sabían que de Mí se desprendía gracia para sanarlos y curarlos de todos su males. Pero vosotros hijos Míos, Me tenéis en el Santísimo Sacramento expuesto y, no acudís a visitarme, cuando en ese Augusto Sacramento Yo os miro y os sano en la medida en que vuestra fe cree que así lo puedo hacer. Yo Soy el mismo de hace siglos, bajo las especies de pan y de vino y, Mi poder es también el mismo. No cambio hijos, cambia vuestra fe que se enfría o no crece,  porque estáis muy apegados a las cosas del mundo y eso os evita entregaros más y mejor a los asuntos celestiales, y venir a Mí para que Me dejéis obrar en vosotros.

Hijos, no tengáis tanta confianza en vosotros mismos y os alejéis de Mí, porque vosotros tal y como dice el Evangelio, sin Mí no podéis hacer nada. Creéis que vuestros éxitos vienen de vosotros y por eso sois desagradecidos en las cosas buenas que os suceden y, vuestros éxitos Yo los secundo, y por eso, cuando algo os sale mal o tenéis alguna contrariedad ya os hundís, porque vuestra fe no os permite creer que Yo sigo siendo el mismo en el bienestar que en la adversidad y que a veces permito la adversidad para que lo veáis así, veáis que Soy Yo quien ejecuta y no vosotros. Yo, Jesús, os hablo.

Todo lo que hacéis por Mí Me agrada pero tenéis que hacerlo con recta intención, sabiendo que Soy Yo quien mueve los hilos y que vosotros solamente sois meros instrumentos. No busquéis reconocimientos humanos ni elogios, los méritos que hagáis en esta vida se os pagarán en la otra y, no permitáis que nadie por vuestra causa o por vuestro reconocimiento Me quite gloria. Así que hijos, considerad esto, porque por mucho bien que hagáis si no lo hacéis con el fin de darme gloria y de la salvación de las almas, entones ese bien no dará fruto para vuestras almas, porque quien en las cosas santas se busca a sí mismo y no busca Mi gloria, a sí mismo se encuentra. Yo, Jesús, os hablo.

Para saber si hacéis esas cosas con recta intención basta conque en las contrariedades sigáis adelante y no os deprimáis, porque os repito que Yo estoy lo mismo en el éxito que en el fracaso y un fracaso bien aceptado y no dejándoos dominar por él, Me da tanta gloria y hace tanto bien a las almas como el más brillante de los éxitos. Todos Mis santos pasaron por tribulaciones, por éxitos y por fracasos y, sus obras han quedado en la posteridad porque buscaron Mi gloria y no la suya. El que tenga oídos para oír que oiga. Yo, Jesús, os hablo  os instruyo.









22 de junio de 2018

TENÉIS QUE CUMPLIR CON VUESTRO MINISTERIO SAGRADO O SERÉIS RESPONSABLES DEL BIEN QUE DEJÁIS DE HACER


Hijos Míos, hoy os hablo muy disgustado en especial con los sacerdotes, que cada vez más, se están convirtiendo en funcionarios. Yo, Jesús, os hablo.

Creen que la Parroquia es patrimonio suyo y no saben que deben de utilizarla para darme gloria y, alimentar a las almas con los Sacramentos y con la adoración que Me deben y la Santa Misa. Pero ahora llega el verano y hacen de la Parroquia lo que quieren, cerrando y abriendo a su conveniencia, sin tener en cuenta la necesidad de tantas almas, que necesitan atención personal del sacerdote y que a ellos no se les puede suplir por un laico. Así que hijos, sacerdotes Míos, tomad conciencia de lo mal que muchos de vosotros lo hacéis. No podéis hacer y deshacer en la Parroquia a vuestro libre albedrío, tenéis que cumplir a la perfección con vuestro ministerio sagrado o seréis responsables del bien que dejáis de hacer. Yo, Jesús, os hablo.

Feligreses de las Parroquias que así de mal funcionan, no os calléis,  procurad hacer saber al Obispo lo que sucede, o también seréis culpables, siempre sin indignación, ni juicios propios, solo exponiendo lo que sucede, porque Yo no quiero discordia, ni malos entendidos, solo debéis informar con la verdad sin quitar ni añadir nada. Afortunadamente no todos los párrocos son tan dejados en sus deberes ministeriales, los hay muy celosos del cumplimiento sagrado de su deber y, tienen a los fieles bien guiados. Por tanto, cada sacerdote que revise su conciencia y lo haga con sinceridad, no vale decir no hago mal alguno porque hijos, dejar de hacer el bien es ya un inmenso mal y, ahí falláis muchos.

Y esos muchos que falláis cada vez Me tenéis más abandonado y vuestra fe cada vez se enfría más. Terminareis por odiar vuestro ministerio que os di  con tanto amor para haceros grandes santos. Pero Mi enemigo mortal os influye y os condiciona en vuestra forma de actuar. No favorecéis la adoración al Santísimo ni siquiera un día a la semana. No os ponéis apenas a confesar a no ser que alguien os lo pida. Celebráis con prisa y haciendo de la Santa Misa un brevísimo acto para luego emplearos horas y horas en las redes sociales o en los medios de comunicación. ¿De verdad creéis que Me honráis? ¿Creéis que puedo estar contento con esta forma de actuar? Si hasta tenéis disgustados a vuestros feligreses, imaginaos como Me tenéis a Mí. Así que id también vosotros a confesaros que falta os hace y enmendaros, porque si no lo hacéis, vais por la cuesta abajo muy rápidamente y podéis perder hasta la fe. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.









14 de junio de 2018

BIENAVENTURADOS LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA PORQUE ELLOS SERÁN HARTOS


Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán hartos (Mt 5, 3-6). Yo, Jesús, os hablo.

Sí hijos, sí, oigo y veo vuestros gemidos y vuestro dolor por el mal que asola vuestra Patria y el mal tan extendido en todas las naciones y no Soy insensible a nada. Pero tened confianza en Mí porque yo he vencido al mal, al mundo y al pecado y nadie se quedará exento de Mi justicia. Aunque todo aquel que después de haber pecado gravemente vuelva su rostro a Mí y Me pida perdón humillándose, le alcanzará Mi misericordia por grandes y numerosos que sean sus pecados, Yo, Jesús, os hablo.

No dejéis de orar hijos, la oración es el arma que más teme el demonio, porque sabe que la oración con perseverancia todo lo alcanza, por eso, adquirid la costumbre de orar y de rezar también oraciones que sean el pan diario de vuestras almas. Aquel que pueda ir a Misa que lo haga a menudo aunque no sea día de precepto. Todo lo que hagáis bueno repercute en Mi Cuerpo Místico y alcanza a muchos según sus disposiciones.

Muchos de vosotros vivís en un dolor continuo por el mal que os alcanza tan de cerca y a diario, pero a Mí no se Me escapan vuestros sufrimientos y los tomo para aplicárselos a almas que están derrumbadas en la hecatombe del pecado y, que solo pueden salvarse con oración y sufrimientos, aunque no sean los de ellas. No os desaniméis, no critiquéis, mucho menos juzguéis. A veces el que hace el mal no tiene conciencia de lo que hace e incluso hay quien se piensa que está haciendo un bien. Recordad hijos que Yo leo los corazones y a Mí no Me engañan y, no todo lo que veis no es tal como lo veis porque son las intenciones las que cuentan ante Mí y no solo las acciones. Yo saco bienes de males, pero eso no quiere decir que  hagáis el mal, sino que Soy tan poderoso y os amo tanto, que a veces del mal que hacéis saco bienes que os benefician inmensamente. Yo, Jesús, os hablo.

Me gusta cuando oráis unos por otros. Me gusta cuando Me pedís por las intenciones de determinadas personas. Me gusta que sufráis por los problemas ajenos, porque así era Mi Madre en la Tierra y sigue en el Cielo siendo lo mismo,  intercediendo sin cesar por todas las almas en general y por cada una en particular. Dirigíos también a los santos como el de hoy, San Antonio de Padua, a San José que es un gran y poderoso intercesor, no os olvidéis de ellos (los santos) que en la gloria tienen un gran poder de intercesión y Yo con gusto y amor les concedo lo que Me presentan para vosotros los mortales. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Mi paz a quien ponga en práctica este mensaje.