Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

27 de enero de 2017

CUANDO LLEGUE EL TIEMPO DE CUMPLIRSE TODO ESO, SERÁ PARA EL BIEN DE LAS ALMAS



Hijos Míos, muchos de vosotros estáis asustados y hasta preocupados porque oís hablar de los últimos tiempos y del Aviso y pensáis que os vais a condenar, Yo, Jesús, os hablo.

Nadie que viva en estado de gracia cumpliendo Mi voluntad y no la suya puede condenarse, porque entonces Yo sería un Dios injusto y no se salvaría nadie. Pero hijos, no tengáis miedo, no tengáis miedo de Mí que Soy Dios de bondad de amor y de misericordia. No inculquéis miedo a los niños ni a las almas pequeñas que son como niños en inocencia y simplicidad, más bien inculcad la verdadera devoción a Mi Santa Madre, sabiendo como sabéis que el amor de una madre es inmutable, si es una madre como debe de ser. Pues si vuestras madres biológicas os perdonan, os disculpan influyen para defenderos, imaginaos lo que será vuestra Madre Celestial para con vosotros si la amáis y la honráis como Ella se merece. Yo, Jesús, os hablo.

Si Mi Santa Madre se preocupó de que no les faltara el vino en la bodas de Caná mucho más se preocupará de quienes la honréis debidamente, de que no os falte la gracia en la hora de la muerte y en todo momento que queráis de corazón hacer Mi voluntad. Ella entiende y sabe que sois almas limitadas, llenas de flaquezas y peligros, con tentaciones, con circunstancias adversas que os debilitan en la fe, y no hijos, no, todo debe serviros -también las circunstancias adversas- para fortaleceros en la fe y creed a ciegas que Yo, Jesús de Nazaret, no abandono a Mis ovejas y que Mi Madre no deja de interceder por vosotros constantemente. Yo, Jesús, os hablo.

No os influya tanto negativamente  las cosas que oís del Aviso, de los últimos tiempos y de las profecías. Cuando llegue el tiempo de cumplirse todo eso, será para el bien de las almas y salvar el máximo posible de todas ellas, no para condenaros. Yo Soy un Dios de misericordia y Me costó mucha amargura redimiros, como para que ahora se Me olvide que vosotros sois almas triviales, mediocres y que Me necesitáis en cada momento. Pero hijos, poned lo que esté de vuestra parte, no esperéis que os lo den todo hecho, porque entonces os engañáis miserablemente. Si poniendo lo que esté de vuestra parte no alcanzáis a dar la talla, Yo Me encargaré de suplir en vosotros lo que os falte, Yo y vuestra Santa Madre Inmaculada, porque Ella es la persona que más os quiere después de Mi divino y santo amor.  Yo, Jesús os hablo y os instruyo, Paz a todo aquel que leyendo esto lo cree y lo pone en práctica.








21 de enero de 2017

QUE LA GENTE DIGA ¡SALÍ RECONFORTADO!




Hijos Míos sacerdotes, siervos de Mi divino Corazón, os pido y deseo que procuréis la unidad de todos los cristianos y Me tengáis a Mí como el centro y la Cabeza de todo, porque Yo, Jesús, no solo Soy vuestro Redentor sino que también Soy vuestro Dios. Yo, Jesús, os hablo.

Muchas desuniones podéis arreglarlas vosotros si vivís en estrecha comunión Conmigo. Quiero sacerdotes muy santos y muy entregados a su ministerio y enamorados de Mí. Cuando las almas en sus vidas sufren desdichas de rupturas matrimoniales, fracasos, desalientos y toda clase de amarguras, muchas de ellas van a los sacerdotes, y como muchos de vosotros estáis tan flojos en la fe y en la disponibilidad en Mis asuntos, las dejáis, y se van sin ver en vosotros el amor y la comprensión que esperaban. Debéis de ser pacientes y buenos consejeros. Invocad a Mi Santo Espíritu cuando un alma se os acerque y os cuente problemas conyugales y penas familiares o profesionales. Yo sé que muchos de vosotros no les vais a arreglar el asunto de trabajo o demás, pero al menos podéis reconfortarlas y ayudarles a llevar sus cruces escuchándolas con interés y amor. Yo, Jesús, os hablo.

Que todos seáis uno como Yo y el Padre Celestial somos uno (Jn 17,21). En el Cielo queremos la unidad de los cristianos, pero una unidad cimentada en Mi doctrina y Santo Evangelio, no una unidad de cualquier forma y solo de apariencia, sino una verdadera unidad de corazones y de fe, porque eso sería una grandísima fuerza contra el mal satánico que cada vez tiene más partidarios y toma más terreno en todos los ámbitos. Así que sacerdotes Míos, sed pacientes, tolerantes, emplead vuestro tiempo en escuchar y enjugar lágrimas, en socorrer las amarguras de vuestros feligreses y tratarlos como Yo los trataría, con amor y misericordia, tanto si son culpables de lo sucedido como si no lo son, porque alguno será culpable, otros serán víctimas, pero vosotros debéis querer tanto al que es culpable como al que es víctima, y no entrar en discusión en lo que os cuenten ni aumentar la culpabilidad del que lo sea, ni tampoco aumentar la tragedia del que sufre injustamente. Hijos, dad paz a quienes se acerquen a vosotros. Esto va también para los seglares que se encuentren en semejantes circunstancias. Yo, Jesús, os hablo.

Sé que necesitáis Mi gracia en vuestro ministerio y no os la voy a negar, pero hijos, esforzaos un poco más en ser verdaderos sacerdotes Míos, que la gente diga ¡salí reconfortado! Así que revestíos con la coraza de la oración y la penitencia, y poned en Mis manos todo lo que se os presente para que Yo os ayude en cualquier asunto que tengáis que discernir con las almas. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.







13 de enero de 2017

LOS PECADOS CAPITALES SON SIETE ENEMIGOS DEL ALMA Y LOS PODÉIS VENCER CON SUS SIETE VIRTUDES OPUESTAS



Hijos de Mi Corazón, Me comunico de nuevo con vosotros para exhortaros a la perfección y a la virtud en todos sus ámbitos. Yo, Jesús, os hablo.

No seáis cretinos, ni murmuradores, sed  hijos cada día  más  perfectos  (Mt 5,48). Cada día tratad de dar un pasito más adelante hacia la perfección y no os canséis de hacerlo. Sois humanos y sé que caéis una y otra vez, pero no os derrumbéis por ello, levantaos y volved a iniciar la batalla del bien contra el mal. El mal no solo está en las guerras, en el hambre del mundo, en la esclavitud de hombres y mujeres o persecución de los cristianos, el mal está también en vuestro interior, y ese mal que lleváis dentro por causa de la concupiscencia y la inclinación que tenéis hacia el pecado, ese es el mal que cada uno de vosotros debéis de vencer. Ahí tenéis que colaborar cada uno individualmente para vencerlo, porque los males que hay en el mundo también los venceréis con vuestro esfuerzo por ser más perfectos y virtuosos. Yo, Jesús, os hablo.

Si no os enmendáis en vuestros vicios y malas costumbres, ¿cómo pretendéis cambiar las cosas malas de la sociedad si no sabéis cambiar las vuestras? Los pecados capitales son siete enemigos del alma y los podéis vencer con sus siete virtudes opuestas. Por tanto hijos, luchad primero contra vosotros mismos y después tratad de enmendar los males de esta sociedad podrida. Orad hijos, orad siempre que podáis y proponeos no dejar el rato de la oración, porque en ella Mi Santo Espíritu se os comunica y trata de guiaros por caminos de perfección y virtud.

Al Maligno le gusta mucho la discordia y trata de enfrentaros incluso con vuestros seres queridos por bagatelas sin mayor importancia, pero vosotros hijos, no debéis seguir ese juego sucio y dañino y no hacer de una insignificancia un verdadero drama. Mirad que Soy Yo, Jesús de Nazaret, quien os dice todo esto, así que tomad nota de Mis consejos y poneos en serio a librar batallas contra el mal, empezando por vosotros mismos y vuestro interior. Yo, Jesús, vuestro Hermano, os hablo.

Pedidme perseverancia y pedidme fortaleza. Si os proponéis alguna cosa para vencer el mal que cada uno lleva en su interior, encomendadme esos propósitos, y poniendo vosotros lo que esté de vuestra parte y Yo ayudándoos a vencer las batallas que el Maligno y vuestro amor propio os traen, veréis como conseguís iniciar ese camino de perfección que os pido y veréis como ya en esta vida gozareis de un cielo adelantado. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.