Hijos de Mi Corazón,
Me comunico de nuevo con vosotros para exhortaros a la perfección y a la virtud
en todos sus ámbitos. Yo, Jesús, os hablo.
No seáis cretinos, ni
murmuradores, sed hijos cada día más perfectos (Mt 5,48). Cada día tratad de dar un
pasito más adelante hacia la perfección y no os canséis de hacerlo. Sois
humanos y sé que caéis una y otra vez, pero no os derrumbéis por ello,
levantaos y volved a iniciar la batalla del bien contra el mal. El mal no solo
está en las guerras, en el hambre del mundo, en la esclavitud de hombres y mujeres
o persecución de los cristianos, el mal está también en vuestro interior, y ese
mal que lleváis dentro por causa de la concupiscencia y la inclinación que tenéis
hacia el pecado, ese es el mal que cada uno de vosotros debéis de vencer. Ahí tenéis
que colaborar cada uno individualmente para vencerlo, porque los males que hay
en el mundo también los venceréis con vuestro esfuerzo por ser más perfectos y
virtuosos. Yo, Jesús, os hablo.
Si no os enmendáis en
vuestros vicios y malas costumbres, ¿cómo pretendéis cambiar las cosas malas de
la sociedad si no sabéis cambiar las vuestras? Los pecados capitales son siete
enemigos del alma y los podéis vencer con sus siete virtudes opuestas. Por
tanto hijos, luchad primero contra vosotros mismos y después tratad de enmendar
los males de esta sociedad podrida. Orad hijos, orad siempre que podáis y proponeos
no dejar el rato de la oración, porque en ella Mi Santo Espíritu se os comunica
y trata de guiaros por caminos de perfección y virtud.
Al Maligno le gusta
mucho la discordia y trata de enfrentaros incluso con vuestros seres queridos
por bagatelas sin mayor importancia, pero vosotros hijos, no debéis seguir ese juego
sucio y dañino y no hacer de una insignificancia un verdadero drama. Mirad que
Soy Yo, Jesús de Nazaret, quien os dice todo esto, así que tomad nota de Mis
consejos y poneos en serio a librar batallas contra el mal, empezando por
vosotros mismos y vuestro interior. Yo, Jesús, vuestro Hermano, os hablo.
Pedidme perseverancia
y pedidme fortaleza. Si os proponéis alguna cosa para vencer el mal que cada
uno lleva en su interior, encomendadme esos propósitos, y poniendo vosotros lo
que esté de vuestra parte y Yo ayudándoos a vencer las batallas que el Maligno
y vuestro amor propio os traen, veréis como conseguís iniciar ese camino de
perfección que os pido y veréis como ya en esta vida gozareis de un cielo
adelantado. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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