Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

28 de octubre de 2016

ALMAS MÍAS PEQUEÑAS Y SENCILLAS, NO DEJÉIS DE REZAR Y DE CUMPLIR VUESTRAS PRÁCTICAS DE PIEDAD



Hijos Míos, no podéis ni imaginar por un momento las monstruosidades que se están tramando para esta Humanidad, que Yo Jesús de Nazaret, redimí con Mi Preciosísima Sangre. Yo, Jesús, os hablo.

¡Católicos, hijos que Me amáis! debéis de ser más entregados a vuestros compromisos espirituales que Me ofrecéis, porque tan pronto tenéis un simple dolor de cabeza, ya abandonáis la Misa o demás prácticas piadosas, así que hijos, no disminuyáis lo que Me tenéis ofrecido, porque os digo que si supierais lo que están maquinando los gobernantes que no Me aman y los empresarios que solo quieren dinero, os pondríais las manos en la cabeza horrorizados. Yo, Jesús, os hablo.

El mal está tomando dimensiones enormes y además cada día el mal es más espantoso, por eso, vosotros católicos de Mi Corazón, almas Mías pequeñas y sencillas, no dejéis de rezar y de cumplir vuestras prácticas diarias de piedad, sobre todo la Misa, porque Yo supliré en vosotros lo que os falte, para que el bien gane en los que Me aman y no pueda el mal hacerles ningún daño en sus almas, que si bien padeceréis en vuestros cuerpos, no quiero que el alma os la toquen y os la perviertan, ni por miedo, ni por cobardía, ni por falta de fe. Yo, Jesús, os hablo.

Haced actos reparadores y no los dejéis de hacer. Haced actos de reconocimiento a Mi Santa Madre, invocad y rezad a vuestros Santos Ángeles de la Guarda, y vosotros hijos, privaros de algún gusto porque venza el bien y el mal se esfume como el humo. Yo, Jesús, os hablo.

Debéis ser muy entregados a Mis cosas, y sobre todo ser muy constantes. No os dejéis embaucar con palabrerías, argumentaciones que no tienen razón, engaños o errores, vengan de quienes vengan. No os importe si perdéis el puesto de trabajo, o la casa. No os importe todo el mal que os puedan hacer en esta vida si al final salváis el alma. Muchos moriréis jóvenes, por eso, no os confíes en que tenéis tiempo todavía para vivir la vida de piedad y la entrega a Dios. Estad preparados y sobre todo manteneos firmes en la fe de siempre, sin importaros de donde vengan otros criterios que nada tienen que ver Conmigo. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.








23 de octubre de 2016

HACED LAS COSAS COMO LAS HARÍA LA VIRGEN Y ACERTARÉIS SIEMPRE



Bienaventurados todos aquellos que cumplen Mi voluntad sin oponer resistencia alguna. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, ser santos no es hacer grandes penitencias, o tirarse horas interminables en oración, que sí, que todo ello es elogiable, pero  una persona que no haga grandes penitencias ni haga largas horas de oración pero cumpla en cada momento Mi voluntad, esa persona es realmente santa y llegará muy lejos en la gloria eterna.

Y vosotros pensáis ¿y cómo se sabe que estoy haciendo la voluntad de Dios? Se sabe por vuestra conciencia en la que Yo os hablo. Debéis ser honrados y diligentes en vuestros trabajos, debéis ser honestos en todo, debéis ser rectos en vuestras decisiones que vayan de acuerdo a Mis preceptos, pero sobre todo, si queréis estar seguros de que hacéis Mi voluntad, haced las cosas como las haría la Virgen y así acertaréis siempre.

Esa palabra descortés que pensáis decir a alguien, calladla y orad por esa persona. Esa injusticia que os están haciendo en el trabajo o en alguna otra situación, ofrecédmela, ese dolor que os ha llegado de un malentendido o de un familiar, aceptadlo y ofrecédmelo, esa enfermedad o accidente que os llena de limitaciones y con los que no contabais ofrecédmelos y aceptadlos como Mi Santa Madre lo haría, porque Ella en todo momento cumplió Mi voluntad y en todo momento dio gloria inmensa a la Santísima Trinidad, tanto que los Ángeles estando aun Ella en la Tierra la veneraban. Yo, Jesús, os hablo.

Ser santos no es buscar lo que vosotros deseáis aunque sean cosas costosas que Yo también aprecio, pero Me gusta más cuando aceptáis lo que la vida os trae de ingrato o doloroso y Me lo ofrecéis, porque de esta forma aceptáis lo que Yo permito para que crezcáis en santidad y os hagáis fuertes en la fe.  Eso no quiere decir que no os defendáis de las injusticias que os hagan, sino que las aceptéis, las ofrezcáis y Me las encomendéis, porque Yo que Soy bondad trataré de ayudaros en todo si a vosotros no os vence la ira ni la soberbia, ni mucho menos el amor propio que es tan mal consejero. Y si después de defenderos de alguna injusticia ésta no os sale bien, aceptadla igualmente y ofrecédmela de nuevo, porque Yo aprecio y saco mucho provecho de las tribulaciones que Me ofrecéis y aceptáis con amor y fe. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.








16 de octubre de 2016

¡ENTERAOS BIEN HIJOS! OFRECEDME TAMBIÉN COSAS QUE OS AMARGAN



Hijos Míos, ¿por qué os desanimáis cada vez que las cosas no os salen como quisierais? Yo tengo que ayudaros a crecer en santidad, pero vosotros no soportáis ni un día malo de oscuridad o tribulación, Yo, Jesús, os hablo.

Si leyerais la vida de los santos comprenderíais lo mucho que padecieron para alcanzar el escalón al que llegaron. A base de golpes de cincel Yo los iba modelando a Mi gusto y haciéndolos heroicos en sus tribulaciones y sufrimientos. Y vosotros católicos de hoy no soportáis ni una pequeña contrariedad, en seguida discutís con los compañeros de trabajo o vuestros cónyuges, en seguida os ponéis alterados queriendo imponer vuestros criterios sean o no sean razonables. Pero hijos, ¿no os dais cuenta que estáis de paso en esta vida y que tenéis que ganaros el Cielo y además darme gloria? ¿No recodáis Mi vida que fue dura desde el primer momento de Mi nacimiento? Sin embargo, vosotros os creéis con derecho a todo, con derecho a que os respeten, a que os oigan, a que os crean, pero vosotros luego no actuáis así y olvidáis los derechos de los demás. Yo, Jesús, os hablo.

Viene alguien de Misa y la ha oído con fervor y devoción y Me ha dado gloria, pero llega a casa y hay una contrariedad y ya empiezan las discusiones y las disparidades de voces, y estropea todo lo que anteriormente ha hecho. No es que se pierda la Misa que oyó bien, solo que ya el día no lo santificáis entero, y Yo deseo de vosotros Mis católicos, Mi rebaño, que desde el principio del día hasta el final sean todos vuestros instantes santos, y si no os salen las cosas bien, ofrecédmelas y así a Mí Me servirán, porque es muy grato recibir de vosotros esos ofrecimientos de situaciones que os duelen y desagradan y así por lo menos Yo los aplicaré a quienes los necesiten. Yo, Jesús, os hablo.

¿Sabéis ni siquiera un poco el sufrimiento que Me produjo la traición de Judas? Como Me vendió por unas pocas monedas que nada le solucionaron. ¿Sabéis ni siquiera un poco la amargura acérrima que Me produjo su desesperación y suicidio? Poco Me conocía, porque no supo soportar verse traidor ni tampoco supo creer en Mi misericordia, él que había comido y bebido Conmigo.

No Me vendáis vosotros por querer tener razón en cosas en que no os la dan, que por lo menos eso os sirva para ofrecérmelo, porque es muy fácil ofrecerme un Rosario, un acto de devoción porque ello os gusta, pero Yo quiero que Me ofrezcáis también la humillación, la paciencia, la amargura, la tribulación. ¡Enteraos bien hijos! ofrecedme también cosas que os amargan, porque ellas Yo las aprovecho para el bien de los pecadores, y a vosotros también os aprovecha en vuestra alma que la acomodáis a saber mantenerse equilibrada ante Mí tanto en el bienestar como en la contradicción. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.