Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

16 de octubre de 2016

¡ENTERAOS BIEN HIJOS! OFRECEDME TAMBIÉN COSAS QUE OS AMARGAN



Hijos Míos, ¿por qué os desanimáis cada vez que las cosas no os salen como quisierais? Yo tengo que ayudaros a crecer en santidad, pero vosotros no soportáis ni un día malo de oscuridad o tribulación, Yo, Jesús, os hablo.

Si leyerais la vida de los santos comprenderíais lo mucho que padecieron para alcanzar el escalón al que llegaron. A base de golpes de cincel Yo los iba modelando a Mi gusto y haciéndolos heroicos en sus tribulaciones y sufrimientos. Y vosotros católicos de hoy no soportáis ni una pequeña contrariedad, en seguida discutís con los compañeros de trabajo o vuestros cónyuges, en seguida os ponéis alterados queriendo imponer vuestros criterios sean o no sean razonables. Pero hijos, ¿no os dais cuenta que estáis de paso en esta vida y que tenéis que ganaros el Cielo y además darme gloria? ¿No recodáis Mi vida que fue dura desde el primer momento de Mi nacimiento? Sin embargo, vosotros os creéis con derecho a todo, con derecho a que os respeten, a que os oigan, a que os crean, pero vosotros luego no actuáis así y olvidáis los derechos de los demás. Yo, Jesús, os hablo.

Viene alguien de Misa y la ha oído con fervor y devoción y Me ha dado gloria, pero llega a casa y hay una contrariedad y ya empiezan las discusiones y las disparidades de voces, y estropea todo lo que anteriormente ha hecho. No es que se pierda la Misa que oyó bien, solo que ya el día no lo santificáis entero, y Yo deseo de vosotros Mis católicos, Mi rebaño, que desde el principio del día hasta el final sean todos vuestros instantes santos, y si no os salen las cosas bien, ofrecédmelas y así a Mí Me servirán, porque es muy grato recibir de vosotros esos ofrecimientos de situaciones que os duelen y desagradan y así por lo menos Yo los aplicaré a quienes los necesiten. Yo, Jesús, os hablo.

¿Sabéis ni siquiera un poco el sufrimiento que Me produjo la traición de Judas? Como Me vendió por unas pocas monedas que nada le solucionaron. ¿Sabéis ni siquiera un poco la amargura acérrima que Me produjo su desesperación y suicidio? Poco Me conocía, porque no supo soportar verse traidor ni tampoco supo creer en Mi misericordia, él que había comido y bebido Conmigo.

No Me vendáis vosotros por querer tener razón en cosas en que no os la dan, que por lo menos eso os sirva para ofrecérmelo, porque es muy fácil ofrecerme un Rosario, un acto de devoción porque ello os gusta, pero Yo quiero que Me ofrezcáis también la humillación, la paciencia, la amargura, la tribulación. ¡Enteraos bien hijos! ofrecedme también cosas que os amargan, porque ellas Yo las aprovecho para el bien de los pecadores, y a vosotros también os aprovecha en vuestra alma que la acomodáis a saber mantenerse equilibrada ante Mí tanto en el bienestar como en la contradicción. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.







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