Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

23 de octubre de 2016

HACED LAS COSAS COMO LAS HARÍA LA VIRGEN Y ACERTARÉIS SIEMPRE



Bienaventurados todos aquellos que cumplen Mi voluntad sin oponer resistencia alguna. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, ser santos no es hacer grandes penitencias, o tirarse horas interminables en oración, que sí, que todo ello es elogiable, pero  una persona que no haga grandes penitencias ni haga largas horas de oración pero cumpla en cada momento Mi voluntad, esa persona es realmente santa y llegará muy lejos en la gloria eterna.

Y vosotros pensáis ¿y cómo se sabe que estoy haciendo la voluntad de Dios? Se sabe por vuestra conciencia en la que Yo os hablo. Debéis ser honrados y diligentes en vuestros trabajos, debéis ser honestos en todo, debéis ser rectos en vuestras decisiones que vayan de acuerdo a Mis preceptos, pero sobre todo, si queréis estar seguros de que hacéis Mi voluntad, haced las cosas como las haría la Virgen y así acertaréis siempre.

Esa palabra descortés que pensáis decir a alguien, calladla y orad por esa persona. Esa injusticia que os están haciendo en el trabajo o en alguna otra situación, ofrecédmela, ese dolor que os ha llegado de un malentendido o de un familiar, aceptadlo y ofrecédmelo, esa enfermedad o accidente que os llena de limitaciones y con los que no contabais ofrecédmelos y aceptadlos como Mi Santa Madre lo haría, porque Ella en todo momento cumplió Mi voluntad y en todo momento dio gloria inmensa a la Santísima Trinidad, tanto que los Ángeles estando aun Ella en la Tierra la veneraban. Yo, Jesús, os hablo.

Ser santos no es buscar lo que vosotros deseáis aunque sean cosas costosas que Yo también aprecio, pero Me gusta más cuando aceptáis lo que la vida os trae de ingrato o doloroso y Me lo ofrecéis, porque de esta forma aceptáis lo que Yo permito para que crezcáis en santidad y os hagáis fuertes en la fe.  Eso no quiere decir que no os defendáis de las injusticias que os hagan, sino que las aceptéis, las ofrezcáis y Me las encomendéis, porque Yo que Soy bondad trataré de ayudaros en todo si a vosotros no os vence la ira ni la soberbia, ni mucho menos el amor propio que es tan mal consejero. Y si después de defenderos de alguna injusticia ésta no os sale bien, aceptadla igualmente y ofrecédmela de nuevo, porque Yo aprecio y saco mucho provecho de las tribulaciones que Me ofrecéis y aceptáis con amor y fe. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.








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