Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

31 de diciembre de 2015

EL TORMENTO MAYOR PARA ELLOS ES LA SOLEDAD




Solos y desventurados, hijos Míos, hay muchos en el mundo, sobrellevando a sus espaldas una inmensa cruz. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, hijos de un mismo Padre Celestial que vivís con paz y tranquilidad porque la vida os sonríe en todos los campos, profesional, familiar, y espiritual, no os olvidéis de que en otras partes del mundo hay muchos cristianos que sufren ignominia, injusticia, persecución y toda clase de vejaciones. Acercaos a ellos a través de la oración y la Santa Misa, porque para la oración no existen fronteras, y lo que pidáis desde un punto geográfico de la Tierra, llega a otro punto geográfico por muy lejos que esté. Mis Santos Ángeles llevan oraciones a esos otros cristianos que sufren, que padecen toda clase de agravios y que el tormento mayor para ellos es la soledad. Yo, Jesús, os hablo.

Haced sus problemas vuestros, ponedlos ante Mí en la oración y pedidme una y otra vez que Mi gracia les alcance y los ayude en todas sus tribulaciones. Hoy son ellos, pero mañana podéis ser vosotros. Y no digamos de esos sacerdotes que misionan con toda clase de inconvenientes, faltándoles a veces lo imprescindible para consagrar. Pedid por ellos y ayudadles con oraciones y sacrificios que nada se pierde en mi Providencia amorosa. Yo, Jesús, os hablo.

Niños, mujeres, jóvenes, ancianos, muchos sufren casi a diario sin más consuelo que la fe en Mí ni  más fuerza que el amor que Me tienen. Ellos llegaran a grandes alturas en el Reino de los Cielos, porque padecieron ya aquí el Purgatorio, y algunos, hasta el infierno.

Mi Madre, Consoladora de afligidos, no los deja e intercede por ellos constantemente, pero si vosotros le ayudáis con vuestras peticiones, la ayuda será más rápida y eficaz, porque lo que hagáis por una de esas almas pequeñas, por Mí lo hacéis. Yo, Jesús, os hablo.

Ofrecedme desde que os levantáis vuestro día por ellos, para que el Padre Celestial acelere cada vez más su liberación y vivan en paz y amor perpetuamente, sin ningún miedo a ser torturados y sin amenaza alguna. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que le leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.









23 de diciembre de 2015

UN ALMA HUMILDE CONSIGUE DE MÍ MUCHÍSIMAS GRACIAS PARA ELLA Y PARA SUS FAMILIARES



Hijos Míos, muchos, muchos males por no decir casi todos, vienen de la soberbia del hombre que quiere estar por encima de Dios y anteponer sus criterios a los de Él. Yo, Jesús, os hablo.

Debéis ser humildes, pero humildes de corazón no de apariencia. Debéis aceptar las humillaciones no solo con resignación sino con alegría. Nunca nadie está más cerca de Mí que cuando acepta la humillación y Me la ofrece. Aceptarlas, insisto, con alegría, no con desagrado ni encono. Esto os lo digo a todos en general y a cada uno en particular. Yo, Jesús, os hablo.

La verdadera humildad la entendéis muy mal y muy pocos la amáis como la amaron Mis grandes santos. Ahí tenéis a Santa Margarita Mª de Alacoque que amaba su propia abyección (bajeza), pero vosotros hijos, os rebeláis contra las circunstancias adversas que os vienen y aun hasta Me echáis en cara a Mí todo lo que os sale mal, como queriendo que Yo sea quien os sirva a vosotros y no vosotros a Mí. Yo, Jesús, os hablo.

La soberbia Me repugna profundamente. Fue el pecado de Satanás y de muchos herejes. Tratad de practicar la humildad y para saber en qué grado de humildad estáis, basta con que analicéis como recibís las humillaciones. Invocad amorosamente y con fe a Mi Santa Madre en las tentaciones de soberbia, pero también poned vosotros lo que esté de vuestra parte, porque si seguís el juego a Satanás cada vez que os tiente de soberbia, perderéis una a una todas las batallas, y cada vez serán más asiduas y más fuertes. Así que hijos, Yo Me abajo a vosotros y os hablo y os instruyo, pero estáis todavía muy lejos de ser la clase de cristianos que Yo quiero que seáis, fuertes en todas las virtudes, pero sobre todo en la humildad, madre de todas ellas. La humildad Me atrae tanto que un alma humilde consigue de Mí muchísimas gracias para ella y para sus familiares. Yo, Jesús, os hablo.

Nunca pierde la paz quien es verdaderamente humilde porque sabe que todo lo permito para que crezca en santidad. La humildad es someterse al prójimo siempre que no os mande nada contrario a Mi gloria. A muchos de vosotros servirme a Mí les resulta fácil, pero no les resulta fácil servir a los demás. Se humillan ante Mí pero no lo hacen ante el hermano. Ser humildes es serlo en todo momento y aceptar con agrado lo bueno que os reconozcan y lo malo que os corrijan. Hijos, aprended de Mi Santa Madre y de San José que fueron humildísimos en todo momento y pedidme esta virtud constantemente. Yo, Jesús, os hablo.