Solos y
desventurados, hijos Míos, hay muchos en el mundo, sobrellevando a sus espaldas
una inmensa cruz. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos,
hijos de un mismo Padre Celestial que vivís con paz y tranquilidad porque la
vida os sonríe en todos los campos, profesional, familiar, y espiritual, no os
olvidéis de que en otras partes del mundo hay muchos cristianos que sufren
ignominia, injusticia, persecución y toda clase de vejaciones. Acercaos a ellos
a través de la oración y la Santa Misa, porque para la oración no existen
fronteras, y lo que pidáis desde un punto geográfico de la Tierra, llega a otro
punto geográfico por muy lejos que esté. Mis Santos Ángeles llevan oraciones a
esos otros cristianos que sufren, que padecen toda clase de agravios y que el
tormento mayor para ellos es la soledad. Yo, Jesús, os hablo.
Haced
sus problemas vuestros, ponedlos ante Mí en la oración y pedidme una y otra vez
que Mi gracia les alcance y los ayude en todas sus tribulaciones. Hoy son
ellos, pero mañana podéis ser vosotros. Y no digamos de esos sacerdotes que misionan
con toda clase de inconvenientes, faltándoles a veces lo imprescindible para
consagrar. Pedid por ellos y ayudadles con oraciones y sacrificios que nada se
pierde en mi Providencia amorosa. Yo, Jesús, os hablo.
Niños,
mujeres, jóvenes, ancianos, muchos sufren casi a diario sin más consuelo que la
fe en Mí ni más fuerza que el amor que
Me tienen. Ellos llegaran a grandes alturas en el Reino de los Cielos, porque
padecieron ya aquí el Purgatorio, y algunos, hasta el infierno.
Mi
Madre, Consoladora de afligidos, no los deja e intercede por ellos
constantemente, pero si vosotros le ayudáis con vuestras peticiones, la ayuda
será más rápida y eficaz, porque lo que hagáis por una de esas almas pequeñas,
por Mí lo hacéis. Yo, Jesús, os hablo.
Ofrecedme
desde que os levantáis vuestro día por ellos, para que el Padre Celestial
acelere cada vez más su liberación y vivan en paz y amor perpetuamente, sin
ningún miedo a ser torturados y sin amenaza alguna. Yo, Jesús, os hablo y os
instruyo. Paz a todo aquel que le leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.
Amén mí Señor Jesucristo amén te amo con mi hacer el día a día por mis hermanos.
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