Recelad hijos, recelad de todo aquel o aquella que
no veáis en ellos las cosas claras con respecto a Mi doctrina católica, porque
no todo el mundo es de los Míos, aunque frecuenten la Iglesia, ayuden en las
parroquias o parezcan gente recta. Yo, Jesús, os hablo.
Quien Me ama y sigue Mis preceptos hace en todo
momento Mi voluntad. Esto hago y esto no,
esto escojo y esto no me va, son criterios que mucha gente tienen aunque
estén en Mi filas, pero estar en Mis filas no quiere decir que sean de los
Míos. Esa gente hace mucho daño a los de su entorno, porque parecen gente
respetable y hasta santa pero solo se tienen a sí mismos un amor exagerado, y
desean destacar y que los alaben. Yo, Jesús, os hablo.
Son gente que Me repugnan. Que Me recuerdan a Mi
apóstol Judas que tenía buenas palabritas y buenos hechos pero no estaba en comunión
Conmigo. Solo se amaba a sí mismo y al dinero. Por eso, invocad una y otra vez a
Mi Santo Espíritu y pedidle discernimiento, porque esta gente que colabora con
las parroquias y hacen y deshacen, son veneno que se ha introducido en Mi Sagrada
Casa y pueden mancillarlo todo, por sus
frutos los conoceréis (Mt 7,16) y también por su nivel de humildad, porque
estas personas no son nada de humildes, no aceptan sugerencias ajenas y siempre
están ellas por encima de los criterios ajenos. Yo, Jesús, os hablo.
Es la cizaña hijos, que crece con el trigo y que en
su momento quedarán descubiertos, y se verá que solo se amaron a sí mismos,
disfrazando este amor propio en servicio a la parroquia pero un servicio brillante
de protagonismos y no de rectas intenciones. Sed fuertes vigilantes ante estas
personas que lo mismo son hombres que mujeres, jóvenes o adultos, porque esa
gente para nada Me satisface y
preferiría verlos lejos de Mi Casa Sagrada. Yo, Jesús, os hablo.
Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y
lo pone en práctica.
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