Que insensatos son los suicidas que
se lanzan a morir a veces más por amor propio que por otra cosa. Pierden una
vida que podría ser fructífera y benéfica para mucha gente, pero ellos por una
decisión tomada de un criterio equivocado de creencias absurdas e incoherentes,
se lanzan a la muerte en una idea que no le sirve a nadie, ni siquiera a ellos.
Yo, Jesús, os hablo.
Pero más insensatos que esas
personas son los cristianos que teniendo en su conocimiento y en su haber las enseñanzas
Mías y no las ponen en práctica por comodidad, pereza o dejadez, esos aún son más
dignos de lástima, porque pierden la Vida Eterna pudiéndola haber ganado y
haber sido su vida terrenal fructífera a muchas otras almas. Yo, Jesús, os
hablo.
Este mundo está lleno de incoherencias,
de conceptos equivocados, engañosos y erróneos y necesitáis como nunca horas y horas
de oración y de adoración, para que tengáis luz, porque estáis realmente ciegos
en los caminos celestiales y vais con el paso cambiado por otros caminos que os
llevaran a la perdición eterna. Hijos, tenéis una Madre como ninguna otra,
llena de amor y de misericordia que os espera con los brazos abiertos, deseosa
de ayudaros en vuestro caminar, levantaros en vuestras caídas, iluminaros en
vuestra ceguera, pero no acudís a Ella y os apañáis vosotros solos o con
consejos de otros que aún están más equivocados que vosotros. Sed coherentes,
sed razonables, sed hijos de la luz y no de las tinieblas, porque como hijos de
la luz se os juzgará y si no aportáis nada positivo en vuestro paso por la
Tierra, ya Me diréis que sentencia os tendré que dar. Yo, Jesús, os hablo.
El peor ciego es el que no quiere ver,
o el que viendo las cosas tal y como deben de ser, se deja guiar por otras
persona que nada tienen que ver Conmigo y que los aconsejan totalmente opuesto
a lo que Yo les diría, o a lo que les diría un verdadero cristiano que viva en Comunión
Conmigo.
Esto también va por los sacerdotes
que cada día saben peor guiar a las almas, les admiten todo con tal de quedar
bien con ellos. Sus direcciones espirituales son caminos erróneos, no les piden
la humildad, la humillación ante sus contemporáneos o familiares, les dan la razón
en todo y eso no es así. Un sacerdote que guía a un alma, en todo momento le
tiene que aconsejar según Mis criterios y no los de la camaradería o los del
mundo. A ese sacerdote que permitió que el alma anduviera por sendas
equivocadas y no le advirtió, se le pedirá estricta cuenta de sus errores,
porque él precisamente por ser consejero de las almas está obligado a estar preparado
y a ser luz y guía verdadero en las cosas del alma. Yo, Jesús, os hablo y os
instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.
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