Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

17 de junio de 2016

POCOS ME IMITÁIS EN LA SANTIDAD



Almas queridas de Mi Inmaculado Corazón. Soy vuestra Madre que desde el Cielo os doy un toque de atención. Almas queridas de Dios y de Mi divino Hijo, debéis de ir por el mundo con el corazón limpio de podredumbre, de rencores, de pecados de toda clase, porque si Yo fuera una Madre con un Corazón lleno de pecados y de malas hierbas  ¿qué pensaríais de Mí? Yo, María Santísima, os hablo.

Me amáis y Me veneráis porque veis que Soy un santa Mujer que cumplió en todo momento la voluntad de Dios, y acudís a Mí a cantarme, a rezarme el Rosario, pero pocos Me imitáis en la santidad, porque vuestra santidad está muy condicionada a como os salgan las cosas.

Si las cosas os salen bien entonces estáis eufóricos, dais gracias a Dios y os acercáis a la Iglesia. Pero si las cosas se os tuercen, entonces ya os alejáis de Dios y hasta dudáis de Su amorosa paternidad. ¿Qué pensaríais vosotros si vuestros hijos os hicieran eso? Si ellos solo os quisieran o acudieran a vosotros cuando los servís o les ayudáis en sus necesidades, y se alejasen de vosotros si algo les saliera mal, ¿qué pensaríais? Vosotros deseáis lo mejor para ellos pero no siempre se lo podéis dar. En el Cielo, siempre y cada uno de los bienaventurados, también desean lo mejor para las almas, pero no siempre lo podemos dar, no porque no tengamos poder para ello, porque Dios todo lo puede y escucha las suplicas de los bienaventurados y las Mías, sino porque a veces permitir en vosotros una contrariedad, una frustración de algo que esperabais y no conseguís, es para vuestras almas un bien que no veis ni entendéis, pero que con el tiempo así será. Un bien que para el sendero de la Vida Eterna os beneficia, porque hijos, tened muy claro que todo el Cielo desea la salvación de vuestras almas, no el que seáis felices en esta Tierra así como así, sino que todo lo que tengáis en la Tierra -sean bienes o cruces- os sirvan  para la salvación de vuestras almas. Yo, María Santísima, os hablo.

En Mi vida Dios también permitió que Mi esposo y yo tuviéramos cruces y bien duras. La cruz es un atajo para la Vida Eterna y un medio excelente para crecer en toda clase de virtudes, cuando se acepta y se ofrece a Dios. No os sintáis frustrados ni os alejéis de Dios si las cosas no os salen a vuestra medida, más bien creed que todo lo permite Él para vuestro bien, el de vuestra familia y sobre todo para la salvación de vuestra alma. Yo, María Santísima, os hablo y os instruyo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.








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