Alma Mía, nada debe
turbarte mientras vivas configurada Conmigo, aunque aparentemente parezca que
las cosas te salen mal. Nunca nadie lamentó nada viviendo en unión Conmigo,
porque Yo Soy la Verdad y la Vida en plenitud y nunca puedo contradecirme a Mí
Mismo. Yo, Jesús, os hablo.
El miedo no es cosa
Mía, porque las almas al único miedo que deben de temer es al de caer en el
pecado. Pero si viviendo una vida de rectitud teméis algo, debéis reforzar vuestra
oración y confianza en Mí. Quien permanece
en Mí da mucho fruto (Jn 15,5). Yo, Jesús, os hablo.
¿Cuántas veces he
de repetir lo mismo? Yo os soporto porque Mi paciencia no tiene límites, y
porque conozco muy bien la condición humana y vuestras carencias, pero hijos,
vosotros debéis de luchar contra todo temor, contra todo aquello que quiere
ponerme a Mí como un Juez duro y que no os deja pasar ni un fallo. Yo veo
vuestras intenciones y el nivel de culpabilidad que tenéis en las cosas que no
os salen bien, pero también veo el esfuerzo que pusisteis y el celo apostólico,
y si os faltó esfuerzo o amor, es justo que las cosas no salgan perfectas, pero
si poniendo el cien por cien de esfuerzo y amor, aun así no os salieron
perfectas, no os tenéis que preocupar, porque Yo empleo todos los contratiempos
como abono poderosísimo para Mis asuntos, que brillarán y florecerán cuando Yo
vea el momento oportuno.
Vosotros hijos,
preocuparos de confiar ciegamente en Mí, aunque todo parezca oscuro y
fracasado. El éxito de una Obra, de algo emprendido por Mi amor, lo doy Yo, no
es cosa vuestra, porque vosotros sois simples y limitados instrumentos y nada
más. Yo, Jesús, os hablo.
Acudid a los santos
que pasaron su noche oscura y que tuvieron tantas batallas que librar para conseguir
todo conforme Yo se lo inspiré. El resultado final es el que vale, aunque para
llegar a la meta idealizada, tengáis que pasar por cientos, ¡miles! de vicisitudes.
Yo, Jesús de Nazaret, os hablo y os bendigo. Mi paz a todo aquel que Me ama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario