Nunca nadie quedó
defraudado quien acudió al Corazón Inmaculado de Mi Santa Madre. Yo, Jesús, os
hablo.
Hay quienes ignoran
esta poderosa Mujer que ama a la Humanidad con el mismo amor que Yo la amo, que
desea ardientemente que todas las almas se salven, que es sensible a las dolencias
físicas de cada persona y que desea y espera que todas las almas acudan a Ella.
Yo, Jesús, os hablo.
Ella Me ama como
nadie jamás Me ha amado, porque nadie como Ella comprendió el misterio de
Cristo, y por amor a Mí y por el deseo de que no se pierda Mi Redención en las
almas, Ella desea que os acojáis a su Corazón para llevaros a través de Él a Mi
divinidad. Por tanto hijos, aprended esta lección y ponedla en práctica. La
Virgen Santísima, Madre de las almas y Reina de los Ángeles, desea haceros todo
el bien posible en el cuerpo y en el alma, y para ello espera vuestras
disposiciones y vuestra disponibilidad, y si Ella os dice: Haced lo que Mi Hijo os diga,
Yo os digo: Haced lo que a Ella le honre
y le haga feliz, porque lo que le pase a Ella a Mí Me pasa y lo que Ella
sufra Yo lo sufro, porque somos dos corazones que laten al unísono ante el
Padre Celestial. Yo, Jesús, os hablo.
No tengáis reparo
de darle a Mi Madre vuestro tiempo, vuestro amor, vuestra disponibilidad, porque
Ella jamás os pedirá ni os inspirará nada que vaya en Mi contra ni nada que
mengue Mi gloria. Ella siempre os inspirará aquello que a Mí Me de gloria,
porque es su mayor deseo como buena y santa Madre, que su Hijo divino sea amado
con ardiente amor. Yo, Jesús, os hablo.
Si Mi Madre viviera
en la Tierra, cuantos invertirían sus ahorros y su tiempo en ir a visitarla en
persona. Ella está viva en el Cielo, ya está resucitada y Ella donde le recéis,
recibe vuestras súplicas y oraciones y las aplica a vuestras intenciones que la
primera de todas debe ser desear ser santos y salvaros. Yo, Jesús, os hablo.
Paz a todo aquel
que leyendo este mensaje lo cree, lo propaga y lo pone en práctica.
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