Hijos de Dios,
cada día que pasa es lo mismo para vosotros y no os proponéis de estructurar
vuestra vida de una forma más valiosa, para la gloria de Dios y bien de vuestras
almas. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Renováis
vuestro vestuario, vuestros enseres, vuestros coches, pero no os renováis vosotros,
y así, hijos de Dios, pasáis la vida habiendo perdido un tiempo precioso en
orden a la eternidad. Algunos os salvareis, pero perderéis mucha gloria celestial,
porque tendréis muy pocos méritos, aunque parece que esto no os importa. Yo, Espíritu
de Dios, os hablo.
Vivid cuidadosamente
un plan de vida espiritual con el que os creéis el compromiso de serle fiel
cada día. Poned en él lo que podáis cumplir diariamente, que ya si tenéis que
hacer algo extraordinario Yo os lo inspiraré, pero el hecho de cumplir esos compromisos
para con Dios cada día, os predisponen a crecer en santidad y a recibir en las
mejores disposiciones las gracias que Yo os enviaré.
Por
tanto, hijos de Dios, no lo dejéis para más adelante, tratad de vivir un plan
de vida espiritual en el que haya oración y penitencia. Y vosotros que sabéis
cumplir con vuestros trabajos adecuadamente ¿no vais a saber cumplir con el que
es Dios y Señor de todo lo creado? Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
No tenéis
que poneros cosas llamativas ni heroicas, poco a poco siendo fiel en lo pequeño
llegareis a cumplir lo más grande, y cada acto por insignificante que sea,
ofrecido a Dios Altísimo por medio de la Virgen María, vuestra Madre o de
vuestro santo Ángel de la Guarda, será bien recibido por el Creador que no
aparta de vosotros Su mirada. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Sed
constantes, hijos de Dios, en vuestros propósitos espirituales. Pedidme ayuda y
gracia y Yo os la daré. Es Mi misión santificaros, asistiros con la gracia, y
si Me invocáis no seré sordo a vuestras suplicas. Pedidme también por vuestros
hijos, cónyuges y familia. Pensad que muchas almas de los vuestros están
muertas espiritualmente. Por eso, debéis de rezar asiduamente por todos ellos,
y el Cielo, tendrá en cuenta vuestras peticiones. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Pensad, almas de Dios, que el demonio no duerme ni descansa y que no pierde la
ocasión de inocularos el veneno mortal de la desidia y la infidelidad. Yo, Espíritu
de Dios, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo
cree y lo pone en práctica.
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