Hijos Míos, sé que no sois Ángeles y
que caéis una y otra vez, pero por eso Yo, Jesús, os doy Mi gracia en todo
momento Yo, Jesús, os hablo.
A vosotros no os gusta ir con prendas
rotas ni sucias y queréis tener buena presencia ante vuestros amigos y jefes,
pues lo mismo debéis de hacer con el alma. El alma no la ven las criaturas pero
la ve Mi Padre y la veo Yo. Por eso, tratad de tenerla limpia y pura como a Mí
Me gusta verla. Esto os parece difícil porque caéis una y otra vez, pero no es
tan difícil cuando Yo os socorro con Mi gracia y os ayudo cuando Me lo pedís y
cuando practicáis los Sacramentos, sobre todo, el Sacramento de la Penitencia.
No os pido imposibles, y además siempre
tenéis Mi ayuda, hasta para lo más insignificante. Pero vosotros hijos, vais a vuestro
libre albedrío y creéis que por caer un vez no va a pasar nada, pero si esa vez
que caéis no la confesáis y ponéis los medios para no volver a caer, caeréis
una y otra vez, y otra, y otra, y será una cadena de caídas que os sumergirán
cada vez más en las tinieblas del pecado y llegará un día que como no lo combatáis,
os parecerá algo normal vivir en pecado, y podéis llegar al final de vuestras
vidas con multitud de pecados que no confesasteis y que no quisisteis evitar.
Yo, Jesús, os hablo.
¡Cuidado hijos! cuidado con las
comuniones que hacéis en bodas, bautizos y en Primeras Comuniones de vuestros
hijos. Sabed que muchos no podéis comulgar porque vivís en pecado, así que no
miréis tanto el qué dirán de vuestros amigos y familia, como el que debéis de
comulgar en santidad, en estado de gracia, con los pecados confesados y con
propósito de enmienda. Estos mensajes
que os doy son para abriros los ojos de las cosas que ya sabéis, para
recodároslas, porque de todo lo que os digo nada hay nuevo, y es para que no os
olvidéis que el traje de la gracia es necesario para entrar en el Cielo (Mt
22,11), y también para que los Sacramentos os hagan efecto.
No os vale una comunión hecha en
pecado mortal y seria aun peor haber comulgado que no haberlo hecho, porque aumentáis
la oscuridad de vuestra alma y cada vez más os predisponéis a estar más débiles
en el vencimiento del pecado. Hijos, os lo digo por enésima vez, confesad los
pecados y hacedlo en las debidas disposiciones, sin ocultar ni uno solo por
grande o por insignificante que sea. Yo Soy quien os absuelve y a Mí no Me
podéis engañar. Si hacéis una mala confesión puede ser vuestra perdición eterna
si a lo largo de vuestra vida no rectificáis. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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