Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

9 de septiembre de 2016

LAS PROMESAS DE MI CORAZÓN






Reinaré a pesar de mis enemigos y de los que a ello se opongan.

Daré a mis devotos todas las gracias necesarias a su estado.

Pondré paz en las familias.

Les aliviaré en sus cargas.

Bendeciré sus empresas.

Les consolaré en sus penas.

Seré su refugio seguro durante la vida y sobre todo en la hora de la muerte.

Los pecadores hallarán en Mi corazón la fuente, el océano infinito de mi Misericordia.

Las almas tibias se harán fervorosas.

Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.

Bendeciré los lugares donde mi imagen sea expuesta y honrada.

No dejaré morir eternamente a ningún devoto que se haya consagrado a mi divino Corazón.

Los que trabajen en la salvación de las almas lo harán con éxito y sabrán el arte de conmover los corazones más empedernidos, si tienen una tierna devoción a mi Corazón divino y trabajan por inspirarla y establecerla en todas las partes.

Las personas que propaguen esta devoción recibirán por ello grandes recompensas y tendrán su nombre escrito en mi Corazón y JAMÁS será borrado de Él.


LA GRAN PROMESA
  

Prometo en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso, concederá a todos lo que comulguen NUEVE PRIMEROS VIERNES DE MES SEGUIDOS, la gracia de la penitencia final; no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los sacramentos y mi Corazón será seguro refugio en aquella hora.






 

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