Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

7 de septiembre de 2016

NO ALARDEÉIS DE QUE ESTAIS AYUNANDO NI DE QUE VAIS A LA ADORACIÓN DEL SANTISIMO NI DE QUE REZAIS TANTOS ROSARIOS O REZOS



Toda acción buena por insignificante que sea tendrá su recompensa, pero si además esa acción buena se hace por amor a Dios, el tesoro que podéis conseguir es inimaginable. Toda acción mala tendrá su castigo por insignificante que sea, pero si además esa acción mala se hace por odio a Dios, el castigo también será inimaginable si no os arrepentís de ello. Yo, Jesús, os hablo.

Haced todo el bien que podáis en cada momento, no os planteéis si a quien se lo hacéis lo merece o no. Yo en Mis juicios sabré si lo merece o no, pero el bien que hagáis sea a quien sea, es un tesoro que podéis ir acumulando conforme vayáis aumentando vuestras acciones buenas. Pero hijos, hacedlo por amor a Dios y a las almas, porque entonces el tesoro llegará a la Vida Eterna, que no se quede solo en simple sensiblería vuestro bien, sino en obras de caridad que os aumente la virtud teologal y os vaya aumentando también los méritos para la Vida Eterna. Evitad por todos los medios el mal, nada de guardar enconos a nadie, mucho menos a familiares. Sed sufridos como Yo Jesús, Vuestro Redentor tuve que sufrir toda clase de vejaciones e insultos e indiferencias, no solo en Mi Pasión sino también en Mi vida pública. Yo, Jesús, os hablo.

Necesito almas que hagan el bien, el verdadero bien, sin ningún interés, sin ningún reconocimiento, solo ante Mi mirada, solo ante las miradas de los bienaventurados. No alardeéis de que estáis ayunando, ni de que vais a la Adoración del Santísimo, ni alardeéis de que rezáis tantos y cuantos Rosarios o rezos especiales. Guardad vuestros actos de piedad y vuestras obras ante Mi mirada, que si Yo deseara que alguien las advierta para dar  ejemplo ya lo haré, y si hacéis el bien y os ven, no os jactéis de ello, simplemente rectificar vuestras intenciones y ofrecedlo todo con humildad al Cielo, para que los Sagrados Corazones sepan lo que deben hacer con vuestras buenas obras. Yo, Jesús, os hablo.

Mi Madre hizo en su vida terrenal muchísimo bien y no consta ni siquiera en los Evangelios. Lo mismo Mi padre José, que hizo tantas obras de caridad y misericordia. Es imposible vivir unido a Mí y no ser bueno, porque Yo Soy bondad y os sumerjo en ella, pero si vosotros decís que vivís unidos a Mí  y luego vuestras obras no son buenas, entonces os engañáis miserablemente, porque quien Me ama y vive en comunión Conmigo hace el bien, porque ello se deriva de nuestra unión común. Por tanto hijos, examinaros bien, advertid vuestras reacciones e intenciones, y vosotros mismos podéis ver por el camino que andáis, si el de la Vida Eterna o el del abismo infernal. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.








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