Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

13 de abril de 2017

BEBED DE LOS MISTERIOS DE MI PASIÓN



Hijos Míos, estáis conmemorando en estos días los misterios más grandes y sagrados de toda Mi vida, porque la Pasión es algo que nunca llegaréis a comprender en toda su inmensidad lo que fue para vosotros. Yo, Jesús, os hablo.

El Cielo estaba cerrado para vosotros, incluso para los justos que esperaban su liberación. Pero Mi Pasión, Mi Redención os abrió las puertas del Cielo para daros la oportunidad de alcanzarlo con vuestra virtud y sacrificios. Sed pues agradecidos y bebed de este misterio que es Mi Pasión, meditando  tanto dolor, humillación y sufrimientos que padecí, y junto a Mí, el sufrimiento acérrimo de Mi querida Madre que paso a paso lo padeció todo al igual que Yo aunque místicamente. Yo, Jesús, os hablo.

Ofreced a Mi Padre Eterno los méritos de Mi Pasión y reparad con ella tanto mal y tanta perversión como hay en el mundo. Nada le puede agradar más a Mi Eterno Padre que le ofrezcáis Mis sufrimientos, porque eso es señal de que sabéis valorar -aunque sea limitadamente- lo mucho que significaron para Él y para vosotros.

Meditad paso por paso cada momento de Mi Pasión. Las horas amargas de Getsemaní, la coronación de espinas, la flagelación, Mi presencia ante Pilato, el camino hacia el Calvario con la Cruz a cuestas, la crucifixión.  Meditando adecuadamente todos estos misterios tendréis la mejor catequesis que se os pueda dar, porque será Mi Santo Espíritu quien os ilumine para comprender y sensibilizaros ante tanta ignominia. Yo, Jesús, os hablo.

Vosotros muchas veces no sabéis que rezar o que ofrecerme. Ofrecedme Mi propia Pasión y configuraos con ella. Cuando tengáis una tribulación por pequeña que sea unidla a Mis sufrimientos, a Mi Sacrificio Redentor y así revalorizareis vuestros sacrificios y tribulaciones por pequeñas que sean. Santificad esta semana que es Santa como muy bien vosotros la llamáis, pero no la corrompáis embriagándoos o comiendo exageradamente. Sed parcos en estos días en que Yo no perdoné ni un solo instante de sufrimiento y todo lo hice por vosotros, para la remisión de vuestros pecados.  Vividla como la vivió Mi Santa Madre los años que prosiguieron a Mi muerte y resurrección y como la han vivido los verdaderos santos. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.








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