Hijos Míos, estáis
viviendo en la Cuaresma y para muchos es lo mismo que si vivierais en una feria.
Yo, Jesús, os hablo.
No hay reconversión
alguna, no hay esfuerzo por sacrificaros un poco, no hacéis ni oración ni
penitencia, porque lo único en que
pensáis es en los días libres que os dan en Semana Santa para iros de viaje
de placer y olvidaros totalmente de los misterios divinos. Yo, Jesús, os hablo.
Muchos Me volvéis a
crucificar con estas actitudes porque sabéis Mi doctrina, Mis milagros y Mi Resurrección,
pero aun así pasáis de Mí y Me ignoráis cada día. ¿Y decidme? ¿Qué debo hacer con
vosotros?... Luego Me pedís gracias y las detengo y no lo entendéis, queréis
tenerme a vuestro antojo como a un criado que os sirva según vuestros deseos,
pero sin darme ningún reconocimiento, ¡ninguno!
Todo esto también aflige
a Mi Santa Madre que os ve como vais directos por el camino de la perdición y,
lo peor de todo es que así educáis a vuestros hijos, en esa apostasía total de
no hablarles de Mí ni de Mis misterios, ni siquiera de Mi existencia. Yo,
Jesús, os hablo.
El que no quiere nada
con Dios en esta vida, tampoco lo tendrá en la otra. Por eso hijos,
reconsiderad vuestras acciones exentas de espiritualidad, algunas hasta
animalizadas, porque solo vivís para el placer, el vicio, la comida o la bebida
y reflexionad que el camino que habéis escogido os lleva directamente y es un
atajo para el abismo infernal. Yo, Jesús, os hablo.
No Me gusta hablaros
tan duro, pero si no lo hiciera luego Me reprocharéis que nadie os avisó de lo
que os esperaba, pues ved que os aviso Yo Mismo y, que Mi Santa Madre lo hace
en sus muchas manifestaciones que suceden por el mundo y la mayoría de los que
las conocen tampoco le hacen caso,
porque estáis sumergidos en una dinámica tan de placer y relajamiento que aunque
se os apareciera un difundo querido vuestro, no le haríais tampoco caso.
Así que hijos, cambiad
de vida, Mi gracia no os va a faltar, pero vosotros tenéis que tener la
voluntad y el deseo de querer cambiar. Sé que os va a costar pero no tanto como
creéis porque es lo mismo que cuando empezáis a aprender a conducir o a andar
en bicicleta, da la sensación que nunca vais a poder dominar el coche, y sin
embargo, en poco tiempo salís hechos unos buenos conductores. Pues lo mismo en
la vida espiritual, os costará al principio pero poco a poco iréis tomando las
buenas costumbres que os propongáis y aparte de que Mi gracia no os va a
faltar, vosotros os iréis acostumbrando a ellas y cada vez os costará menos
cumplirlas. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario