Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

9 de febrero de 2018

PERO NO SE HAGA MI VOLUNTAD SEÑOR, SINO LA TUYA

Hijos amados de Mi divino Corazón, muchos de vosotros rezáis y rezáis y rezáis constantemente por vuestros familiares y por vuestras situaciones enredadas y, os da la sensación que el Cielo no os escucha. Yo, Jesús, os hablo.

Pero no es así, hijos, no es así. El Cielo siempre escucha, incluso aunque no merezcáis que os escuchen. Pero el Cielo sabe el momento oportuno para concederos lo que pedís, aunque vosotros queréis que todo sea cuanto antes. El haceros esperar es por vuestro bien y no por castigaros. A veces la impotencia que sentís es más fructífera que los mismos rezos, porque esa impotencia os hace humildes, pacientes, y os hace aceptar Mi voluntad cueste lo que cueste.  Vedme hijos Míos, vedme crucificado en la Cruz, clavado de pies  y manos. ¡Que impotente era en esos momentos! ¡Que dolor el de Mi Santa Madre y el de Mis amigos! Y sin embargo, en esos momentos en que más anulado estaba  es cuando más provechosa era Mi impotencia porque estaba haciendo la obra de la Redención, obra universal y para todos los siglos y que nunca jamás nadie hará ni podrá hacer, porque ya la hice Yo ante Mi Padre Celestial y, valdrá para todos los siglos que dure la Humanidad. Yo, Jesús, os hablo.

La impotencia de un alma no siempre es estéril, no hijos no, Yo valoro todo. Valoro como aceptáis lo que dispongo, valoro vuestra humildad y paciencia en saber esperar, valoro vuestra perseverancia en seguir pidiéndome lo que deseáis -que la mayoría de las veces es la conversión de vuestros familiares-. Valoro todo hijos, porque vuestras actitudes a Mi voluntad son importantes y no es lo mismo aceptar una situación con mal humor, renegando o quejándose,  que hacerlo con mansedumbre y diciéndome en todo momento “pero no se haga mi voluntad Señor, sino la Tuya” (Lc 22,42).  Yo, Jesús, os hablo.

No tengáis prisa, tened perseverancia en lo que pedís y ofreced también aparte de rezos, sacrificios, porque la oración y la penitencia son dos alas que  elevaran vuestras peticiones más rápidamente al Cielo. Y si aun así tardamos en concederos lo que pedís, seguid teniendo fe y perseverancia, porque nadie como el Cielo sabe lo que os conviene para que lo que pedís sea fructífero y para mayor gloría de Dios. Yo, Jesús, os hablo.

Nunca os olvidéis que nadie os ama como Yo, porque lo que desea Mi enemigo mortal es meteros la cizaña del desaliento, de haceros creer que no os amo, que no os oigo, que os ignoro,  y no hijos no, nada más lejos, Mi amor es infinito y eterno y ni un solo instante os dejo de amar, incluso aunque hayáis sido o seáis grandes pecadores. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Mi paz a todos lo que leáis estos mensajes.








No hay comentarios:

Publicar un comentario