Hijos Míos, veo que a
menudo mandáis oraciones por las redes sociales tanto de Mi Madre como Mías o
de otros santos. Yo, Jesús, os hablo.
Todo está muy bien
aunque muchos no las soléis cumplir y no os lo reprocho. Pero pensad que nada
hay que Me dé más gloria y que os consiga más gracias, que una Eucaristía oída
en las debidas disposiciones, es decir, sin mota de pecado, porque son
bastantes los católicos que comulgan indebidamente y no se confiesan, y aunque
al sacerdote que celebra lo podéis engañar, a Mí hijos no Me podéis engañar.
Yo, Jesús, os hablo.
No creáis que por
mucho que comulguéis tenéis el Cielo ganado. Una sola Comunión hecha en las
debidas disposiciones de fe y de amor y con conciencia libre de pecados, os puede
hacer ganar el Cielo si murierais en ese momento, pero hay comuniones que Me
deshonran más que Me honran.
Os lo digo por enésima
vez, comulgad como lo haría Mi Santa Madre, con fervor, con fe, con inmenso
amor, sintiéndose indigna de recibirme, y sobre todo, con el alma limpia de
pecados. Y vosotros hijos, con la Comunión todavía en la boca (sin consumirse aún), muchos ya os estáis atacando o criticando
y eso Me desagrada mucho y os quita cantidad de gracias que podríais recibir si
comulgarais como Yo mando. Yo, Jesús, os hablo.
Pedid ayuda a vuestro
Santo Ángel Custodio, a Mi Santa Madre, a San José y a San Miguel Arcángel. Si
no a todos escoged el que más o guste u os valga, pero no vengáis a recibirme
en la forma que lo hacéis y con las vestimentas que en el verano lleváis tan
irrespetuosas. Si los sacerdotes se callan Yo no Me callo y os lo digo, ¡ay de aquel
que comulgue mal y no rectifique! Así que hijos, sed conscientes de a quien
vais a recibir, al Juez de vivos y muertos, a Vuestro Redentor, al Hijo de Dios
Padre e Hijo de María Santísima. Yo, Jesús, os hablo.
Luego empleáis tiempo
en oraciones que tampoco las hacéis en condiciones, porque muchos las hacen con
la televisión puesta, sin guardar el silencio o compostura necesarios. No es
que sean malas esas oraciones, son buenas, pero vosotros las hacéis muy
indignas del Cielo porque no tenéis fervor alguno y solo queréis alcanzar las
promesas que ellas llevan. Por tanto hijos, rectificad en todo. Proponeos ser
como Mi Madre y San José eran, y serían en vuestro tiempo y, no deis mal
ejemplo a quienes os ven, porque Yo os pediré cuentas absolutamente de todo.
Yo, Jesús, os hablo y os aviso.
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