Hijos Míos,
son incontables las muchas gracias que se os dan por medio de la Iglesia, y también
son incontables las muchas frialdades e indiferencias que tenéis hacia ellas.
Yo, Jesús, os hablo.
Si Yo
fuera un tirano, un ser intolerante, sin piedad o severo, os quejaríais con
razón y diríais que un ser así no se puede resistir. Pero Soy un Dios de misericordia,
de paciencia, de amor, y también os quejáis, porque desearíais que se os regalara
la salvación sin hacer vosotros el mínimo esfuerzo. Yo, Jesús, os hablo.
Y así
hijos, van declinando vuestros días, llegando al término de vuestra existencia
sin haberos molestado lo más mínimo en darme culto y adoración que son las cosas propias de Mi divinidad.
Hoy
empieza el año de la Misericordia pero un partido de futbol os interesa más que
estas cosas, y no es que sea malo el futbol, pero debéis también interesaros e
informaros en lo que consiste este año y que es lo que tenéis que poner de vuestra
parte, porque no pretendáis que se os regale el perdón sin poner nada de
vuestra parte, porque eso no sería misericordia, sino injusticia por Mi parte. Yo,
Jesús, os hablo.
Practicad
vosotros también la misericordia con vuestros seres queridos y amistades. En la
medida que vosotros la practiquéis así se os aplicará. Por tanto, perdonad esas
rencillas ya añejas, evitad esos tiras y aflojas, sed pues amables y cariñosos
con todo el mundo, porque lo que hagáis de misericordioso con vuestro prójimo y
allegados, así lo haré Yo con vosotros. Yo, Jesús, os hablo.
Hay
quienes viven toda una vida sin hablarse con algún familiar, a veces, hermanos
biológicos, ¿de verdad os creéis buenos con esas actitudes? Esas cosas no Me
gustan nada y son letales para vuestras almas, porque anidan durante años inmemorables
en ellas y no levantáis ni un dedo para erradicarlas. Si os cuesta perdonarlas porque
vuestro orgullo es mal consejero, pedidme a Mí la gracia para ayudaros y veréis
como en cualquier momento tenéis fuerzas y ánimo para perdonar y olvidar. No os
engañéis hijos. ¡No os engañéis! Este año de misericordia no es solo para beneficiaros
a vosotros, sino para que también vosotros la practiquéis y la apliquéis en
esas personas que os irritan, que os producen rechazo y que no podéis ver. Yo,
Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo
cree y lo pone en práctica.
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