Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

5 de febrero de 2016

DESEAD LOS BIENES CELESTIALES QUE SON LOS QUE OS DAN LA PAZ EN ESTA VIDA Y LA GLORIA EN LA OTRA



Hijos Míos, no os apeguéis a los bienes terrenales, mucho menos los ambicionéis, porque ellos no os salvarán de la perdición eterna. Yo, Jesús, os hablo.

Desead los bienes celestiales que son los que os dan la paz en esta vida y la gloria en la otra, pero no seáis mundanos ni en vuestros deseos ni en vuestros hechos. Cada uno aspira a lo que lleva en su corazón, y si en su corazón lleva ambición terrenal, aspira a las cosas terrenales, o conseguir llegar lejos en el estatus social. Pero si llevan en su corazón amar a Dios y a Su Iglesia,  entonces aspiran a las cosas celestiales e ignora las del mundo. Yo, Jesús, os hablo.

Estas son gracias que Yo os concedo según vuestras disposiciones y los medios que empleáis para santificaros. Es una señal inequívoca de que un alma vive en Mí cuando las cosas del mundo no le atraen y mucho menos las ambiciona. Es bueno desear ascender en el trabajo y conseguir puestos mejores, pero sin obsesionarse ni apegarse a ellos, solo por mejorar socialmente y así favorecer más y mejor a la familia. Yo, Jesús, os hablo.

Yo viví en la Tierra y pudiendo haber tenido todo por Mi omnipotencia y dignidad, no quise NADA solo hacer a cada instante la voluntad de Mi Padre Celestial. Porque la vida que no termina es la que hay después de la muerte, para bien o para mal. Por eso, debéis vivir ya desprendidos de deseos y honores mundanos que para nada os van a santificar. Hijos, entended adecuadamente Mis enseñanzas, no solo las que os di de palabra sino las que os di con el ejemplo.

Escogí el sufrimiento para redimiros por voluntad de Mi Padre Eterno, aunque cualquier otro medio hubiera valido por Mi dignidad divina,  y vosotros, no sabéis padecer ni un tiempo de prueba o sufrimiento porque vivís muy apegados a las cosas del mundo y al bienestar, y el sufrimiento os asusta y os produce rechazo porque no estáis totalmente configurados Conmigo, de ahí, vuestra repugnancia a sufrir. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.







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