A quien se le ocurriría ir a un
largo viaje solamente con lo puesto y sin apenas alimentos, sabiendo que se le acabarían
en seguida. Yo, Jesús, os hablo.
Cada día que pasa es un paso más que
os acerca a la eternidad. Cada día estáis más cerca de darme cuentas y más
lejos de vuestra juventud, fuerzas y salud, porque cada día que pasa envejecéis
y no os dais cuenta hasta que se suceden un montón de años. Y sin embargo, no hacéis
nada hijos, no hacéis absolutamente nada para el desenlace final que os espera.
Sabéis que tenéis que darme cuentas y no os proponéis nada que os avale ante el
juicio particular que os haga. No hacéis obras de caridad, no socorréis a
familias necesitadas, ni siquiera si dentro de vuestros familiares están necesitados
económicamente. No os enmendáis en vuestras costumbres que son insanas y
egocéntricas. Todo para vosotros y los demás que se apañen. Pero hijos ¿habéis
perdido el juicio? ¿Cómo se puede vivir tan tranquilo sin mejorar ni un ápice
vuestra conducta y vuestras malas costumbres?
Claro que Yo Soy misericordia y lo seré
siempre, pero no Soy injusto, necesito corazones arrepentidos, preocupados por
sus indignas acciones, necesito personas que comprendan que sus manos están vacías
de toda clase de amor y de obras de misericordia, pero hijos ¡si amáis más a
vuestros perros que a vuestros hijos! Bien protegéis a vuestros animales de peligros
que les acechan, pero dejáis a vuestros hijos vivir su vida que está llena de
vicios deleznables, como alcohol, chicas o chicos, drogas y pornografías. Mi
instrumento Me dice que Me repito mucho, pero ¿cómo no Me voy a repetir si no Me
hacéis caso? ¿A que leéis los mensajes de uno y otros instrumentos si no los ponéis
en práctica, si lo único que hacéis es especular? Todo lo que os digo si os lo
dijera cara a cara y a uno por uno, tampoco Me haríais caso, porque Mi gracia
no os cala y la malográis con vuestra forma de ser indiferente, cómoda y
egoísta. Yo, Jesús, os hablo.
Conversión hijos, conversión, tratad
de proponeros cambiar de vida, cambiad el rumbo de vuestra vida y Mi gracia os
ayudará en vuestros buenos propósitos. Empezad con una buena y santa confesión.
Soltad el lastre que arrastráis desde hace años, algunos desde que hicieron su
Primera Comunión, y esforzaos por cumplir lo que os propongáis aunque al principio
os cueste dolor y lágrimas, Yo, Jesús, os hablo y os advierto. Paz a todo aquel
que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.
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