Hijos Míos, cuantas veces os sentís
afligidos porque desearíais darme más y no podéis hacerlo por problemas de
salud o limitaciones propias de la edad o de las circunstancias. Yo, Jesús, os
hablo.
¿Acaso creéis que Soy un ogro? Entiendo
perfectamente aquellas personas que deseando ir a Misa no pueden porque viven
en algún pueblo donde no hay Misa. O a aquellas otras que deseando ir al Sagrario
no pueden porque una enfermedad se lo impide. Yo, hijos, estoy en todas las
partes. Estoy en vuestra alma también si no Me habéis echado fuera por el
pecado, y podéis dirigiros a Mí estéis donde estéis o acudir mentalmente a un Sagrario
que conozcáis y poneos en oración ante él aunque vuestra presencia esté lejos, porque
en las cosas de Dios no hay distancias y todo vale cuando hay verdadera voluntad e intención de darme culto, amor y adoración. Yo, Jesús, os hablo.
Bien sabéis que aceptar las circunstancias
en las que os encontréis, siempre que no hayan sido provocadas por vuestra
negligencia o pecado, es algo que Me da gloria, y que ofrecido por Mis
intenciones o las de Mi Madre son hechos que os valen para santificaros o para
el Cuerpo Místico: La iglesia. Yo Soy omnipresente y estoy en todas las partes,
veo vuestros pensamientos y sé vuestras intenciones. No tenéis que llorar
cuando el malestar, fuerzas mayores o el cumplimiento del deber os impiden acompañarme
en el Sagrario o asistir a la Eucaristía. No hijos, no, debéis ofrecérmelo todo
y ofrecerme también esos deseos de querer ir a comulgar y no poder hacerlo físicamente,
por eso, hacedlo espiritualmente, porque
a Mí, el alma de sincero corazón y que Me ame, Me honra en todas las
circunstancias de su vida, en las
adversas y en las favorables. Yo, Jesús, os hablo.
Enseñadlo así a los enfermos que
muchos de ellos aparte de llevar la cruz de su enfermedad, sufren porque no
pueden ir a actos religiosos y desearían hacerlo. Su enfermedad ofrecida y
sobretodo aceptada por amor a Mí y a la Iglesia, ya les supone un medio de santificación
muy grande, mucho más que si estuvieran con salud, porque para algunas almas la
enfermedad les servirá y les sirvió para salvarse, lo que sin ella no lo
hubieran conseguido. Yo, Jesús, os hablo, os amo y os instruyo. Mi paz con
todos los que creen este mensaje y lo ponen en práctica.
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