Venid benditos de Mi Padre porque
tuve hambre y Me disteis de comer y tuve sed y Me disteis de beber (Mt 25,34). Yo, Jesús,
os hablo.
Hijos Míos, nunca como hasta ahora
he pasado tanta hambre y tanta sed de almas que se Me entreguen, que Me sean
fieles hasta en lo más insignificante y que den la cara por Mí y por Mis enseñanzas.
Pero os digo que no encuentro verdaderas almas que reúnan estas cosas, porque
si bien algunas reúnen una de ellas o dos, no reúnen las tres cosas. Yo, Jesús,
os hablo,
Pero si esto es en las personas
laicas no digamos ya en lo sacerdotes, que para nada se esfuerzan en darme
reparación y alivio a las muchas ignominias que recibo y a los muchos errores que
se están extendiendo por Mis Parroquias en todos los lugares del mundo. Mientras,
Yo encerrado en el Sagrario, esperando almas reparadoras, almas que se olviden
de todo menos de Mí, y que poquitas son las que Me resarcen de tanta amargura.
Porque Mi amargura ahora es peor que la del Calvario, ya que la del Calvario
sabía que terminaría en horas, pero la de ahora no solo no termina sino que
aumenta cada día con sacerdotes mediocres que no quieren dar la cara por Mí,
que mal aconsejan a sus feligreses por tal de quedar bien, que dicen unas homilías
frías y tediosas que no solo no evangelizan sino que adormecen a los feligreses
presentes, y tantas y tantas cosas que podría decir de ellos, incluso en su
vida privada tan pecaminosa y contaminada por las cosas del mundo y por el
pecado de la carne. Yo, Jesús, os hablo.
Orad hijos Míos, orad por los sacerdotes
que caen en multitud al Infierno porque
perdieron su papel en la sociedad y se identificaron más con el mundo que
Conmigo. Sacerdotes que podrían haber sido muy santos y se malograron eternamente.
Yo, Jesús, os hablo.
Quien reza por un pecador Me
consuela en abundancia, pero quien lo hace por un sacerdote el consuelo es doble,
porque además de ser un pecador es alguien que debe vivir en Mí, por Mí y para
Mí, y no sucede eso en su vida, porque viven más para ellos que para Mí. Yo, Jesús,
os hablo.
Vienen tempestades espirituales y
muchos estáis temblando, nunca defraudo a quien cree en Mí y Me es fiel. Yo
calmo las tempestades sean espirituales o sean de la naturaleza, pero debéis de
tener fe en Mí y darme lo que Me corresponde que es amor y adoración. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo
aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.
la recompensa por orar por los sacerdotes seguro que es muy alta. Y el Señor insiste en que obtengamos un mayor grado de gloria para el cielo. Aprendamos alguna oración por los sacerdotes y hagámosla todos los días. A mi me gusta esta: ORACIÓN POR LOS SACERDOTES.
ResponderEliminar"Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño,
te rogamos que por el inmenso amor y misericordia
de Tu Sagrado Corazón,
atiendas todas las necesidades de tus sacerdotes.
Te pedimos que retomes en Tu Corazón
todos aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino,
que enciendas de nuevo el deseo de santidad
en los corazones de aquellos sacerdotes
que han caído en la tibieza,
y que continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes
el deseo de una mayor santidad.
Unidos a tu Corazón y el Corazón de María,
te pedimos que envíes esta petición a Tu Padre celestial
en la unidad del Espíritu Santo. Amén."