Hijos Míos, Me dirijo
a vosotros con todo el amor de que es capaz vuestro Redentor, que os quiere
como nada ni nadie en esta vida os pueden querer. Yo, Jesús, os hablo.
Vuestra fe es muy
flojita, y cada vez más, muchos de vosotros se le va extinguiendo porque no la alimentáis
ni con los sacramentos, ni con la oración, ni con lecturas santas, y eso hijos Míos,
es gravísimo para vuestras almas, porque como perdáis la fe habéis perdido el
mayor tesoro que podáis tener en esta vida.
Os dejáis llevar por
las corrientes del mundo y por los razonamientos de muchos católicos que viven
errados en sus criterios, y encima tratan de imponéroslos a vosotros. Id a
confesad con santos y rectos sacerdotes, quienes os guíen adecuadamente por los
caminos celestiales, porque muchos, muchos y cada vez más, se os está apagando
la poca fe que tenéis. Yo, Jesús, os hablo.
De esto se aprovecha
Mi enemigo mortal de las almas, de ver que andáis flojos en la fe y trata aun más
de inocularos ideas mundanas, negativas, no sólo a través de algunas amistades
que van equivocadas en su caminos espirituales, sino también por los medios de comunicación.
La Biblia para muchos lleva años cerrada y la Misa os aburre porque no tenéis conciencia
del inmenso valor que ese santo y sagrado Sacrificio tiene para vuestras almas
y para el Cuerpo Místico, y aún para el mundo entero.
Exteriormente vivís
como siempre, pero interiormente en vuestras almas la oscuridad cada vez se
agranda más, y os pido que resistáis en esta batalla, porque os lo repito por
enésima vez, si perdéis la fe habréis perdido el mayor de los tesoros, e
incluso, podéis llegar a perder vuestra alma si vivís en una dejadez tal que os
aparte de Mí y Mis preceptos sin hacer nada por evitarlo. Yo, Jesús, os hablo.
Muchas almas se han
malogrado eternamente por circunstancias parecidas. No os preocupéis tanto de
las cosas materiales y emplearos más en las espirituales con perseverancia y
firmeza. Y aunque algunos días no tengáis fervor ni animo de cumplir los
compromisos para Conmigo, hacedlos de igual forma, porque también muchos días
no tenéis ganas de ir al trabajo y vais. Mi gracia y Mi misericordia no os van
a faltar, pero hijos, luchad por este enemigo mortal tan grande que es el
Maligno y todos sus secuaces que se disfrazan de ángeles de luz y os meten ideas
que nada, nada tienen que ver con Mi doctrina y Mis preceptos. Yo, Jesús, os
hablo y os instruyo.
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