Hijos Míos, debéis
estar ciegos para no ver cómo está el mundo de revuelto, de odios y de
violencia. Y si lo veis y no os ponéis en oración, entonces no estáis ciegos
sois necios. Yo, Jesús, os hablo.
Que bien sabéis
murmurar de los malos gobernantes y atacarlos con la lengua cuando lo que
deberíais hacer es rezar por ellos incesantemente, pero vosotros los juzgáis,
los atacáis y algunos hasta me piden que se mueran. Pero hijos, ¿de verdad sois
cristianos?, ¿de verdad Me amáis y tenéis esas disposiciones en contra de los
que están en pecado y no rezáis por ellos? Sed misericordiosos y pedidme para
esos gobernantes que explotan a su pueblo la misericordia y la conversión y
ofreced por ellos sacrificios y oración. Yo, Jesús, os hablo.
Todos sois pecadores
y todos tenéis mil razones para postraros ante Mí y pedirme perdón y
misericordia por vuestros pecados, no solo de acción sino de omisión. No creáis
que porque no cogéis un arma para matar sois inocentes. Matáis muchas veces con
la lengua, con mensajes que mandáis por las redes sociales negativos contra
vuestros hermanos, ¿de verdad pensáis que Mi Santa Madre haría eso? Imitadla
hijos, imitadla en todo porque Ella fue mansa y humilde de corazón y en ningún
momento censuró a ninguno de Mis enemigos, pero si suplicó mucho por ellos. Yo,
Jesús, os hablo.
Ser cristiano no es
solo ir a Misa todos los domingos o rezar el Rosario a menudo, ser cristianos
es amar y perdonar y la mayoría de
vosotros, esto lo lleváis muy mal, pues muchos hasta no os habláis con vuestra
familia, y eso, que son hermanos de sangre. Vais por senderos de perdición y
encima os creéis buenos. Hijos, abrid los ojos y pedidme discernimiento y luz para
vuestras almas, y recordad hijos, recordad que no todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los
Cielos (Mt 7,21)
Sé que sois flacos,
que tenéis debilidades, limitaciones, imperfecciones, por eso mismo Me necesitáis
tanto. El que por sí mismo no puede santificarse debe acudir a la fuente de la
santidad y esa fuente Soy Yo, y estoy dispuesto a ayudaros sin condiciones ni
límites. Pero vuestra colaboración, lo que concierne a vosotros que hagáis, tenéis
que hacerlo, porque entonces Yo sería un Dios injusto si no os pidiera lo que tenéis
que poner de vuestra parte. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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