Hijos de Dios, entrad hijos, entrad por la puerta
estrecha (Mt 7,13) que ancha es la puerta que os conduce a la perdición y
muchísimos de vosotros habéis entrado por ella. Yo, Jesús, os hablo.
No tenéis ninguna conciencia de lo que es el pecado. Sabéis
que es algo que desagrada a Dios, pero no por eso lo evitáis y encima acumuláis
pecado tras pecado. Pero hijos, no hago más que avisaros de que tenéis que
cambiar y hacerlo ya cuanto antes, pero vosotros que leéis estos mensajes no
los ponéis en práctica porque parece que no van dirigidos a vosotros. Pues sí,
hijos, sí, van dirigidos a todos vosotros, incluso a los que vais a Misa cada
día, porque luego fuera de la Misa sois cristianos mediocres, sin paciencia alguna
con los defectos del prójimo, llenos de mediocridad en todo lo que hacéis, con agresividad
y genio cuando en algo os molestan y así podía seguir diciendo una y otras mil
cosas más. Yo, Jesús, os hablo.
¿Alguno sabe la hora de su muerte? Si la supierais sólo
os reconvertiríais un día antes y el resto hasta llegar a la fecha lo dejaríais
pasar. Y debéis de ser perfectos en todo momento, en toda las edades y en toda
las épocas, porque hijos, la eternidad no tiene fin y podéis entrar después de
muertos o en la eternidad dichosa que es el Cielo o en la eternidad espantosa que
es el Infierno. Por tanto, esforzaos hijos, esforzaos más en vencer vuestras
malas costumbres y vicios, ¿Cuántas veces debo de decíroslo? No hacéis ni
siquiera intención para vencerlos, y luego tenéis algún problema y venís a Mí a
pedirme ayuda, pero no Me visitáis más que cuando Me necesitáis para algo. Yo, Jesús, os hablo.
Si hablarais con algún condenado veríais que algunos
de ellos vivieron la vida mejor que vosotros, aunque luego callaron pecados y
se condenaron. Si hablarais con algún condenado os horrorizaríais, pero solo
pensáis en Mí como Misericordia y lo Soy, pero no os planteáis ni siquiera que
Soy también Justicia y que no puedo dar cabida al mal bajo ningún aspecto. Os
predican que Soy Misericordia pero no os predican que Dios premia a los buenos
y castiga a los malos y aquel que se mantiene en el pecado sin hacer nada por
salir de él, es malo porque se mantiene en el mal voluntariamente. Si no os
sentís con fuerzas para salir del pecado pedidme la gracia para ello y veréis
como no os la niego, pero tened voluntad
de poner lo que esté de vuestra parte. Yo, Jesús, os hablo.
Ánimo hijos, Mi Corazón divino os espera y os ama y
deseo vuestro arrepentimiento y conversión, veréis la alegría tan grande que
para vosotros es eliminar de vuestras almas pecados ya añejos y que son como veneno
mortal que lleváis dentro. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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