Mis pequeños hijitos,
¿qué padre si es bueno abandona a sus hijos en la tribulación, en los días de
prueba o en la enfermedad? Sabéis -y muchos de vosotros sois padres- que un
padre o una madre buenos no se desentienden de los problemas de sus hijos,
antes bien, los sobrellevan junto a ellos y los animan a no sucumbir en el pesimismo.
Yo, Jesús, os hablo.
Vosotros que sois
malos sabéis ayudar a vuestros hijos en todo momento (Lc 11, 13-15), Yo, hijos Míos,
que Soy la misma bondad ¿no sabré ayudaros a vosotros en vuestros días de
prueba? ¿Me creéis un ogro o un tirano? Deseo más que vuestros buenos padres el
bien para vosotros y Yo siendo Todopoderoso os lo puedo dar. Por tanto hijos,
creed que puedo y que además quiero. A cambio os pido fe, confianza en Mí, en
Mi Santa Madre, en San José, y en todos los santos que invoquéis, porque
Nosotros oímos vuestros gemidos y lamentaciones y sabemos muy bien de que adolecéis.
Y vosotros, hijos de Dios, debéis de creer en Nuestra bondad, en Nuestro amor y
misericordia y no torturados con vuestra situación, porque Yo nunca os daré lo
que sea superior a vuestras fuerzas, y aun así, no os faltará Mi gracia para
superarlo. Yo, Jesús, os hablo.
El problema lo creáis
vosotros con vuestros criterios terrenales que nada tienen que ver con los del
Cielo. Vosotros hijos, queréis hacer las cosas a vuestro estilo y Me queréis
atar las manos para que las cosas os salgan como vosotros queréis y no como Yo
deseo. Yo deseo más y mejor que vosotros vuestro bien y santidad, pero eso no
lo queréis entender, porque pensáis que si os sale bien todo según las cosas terrenales
es que os amo mucho, pero si ya esos planes no os cuadran, pensáis que os he olvidado.
¡Ay hijos! Que
paciencia la Mía. No entendéis nada de nada, no sabéis valorar cuando Yo, Jesús,
el Redentor, os visito con la cruz, y os la pongo en vuestros hombros como Yo
la llevé, para que al igual que Yo y para que os parezcáis más a Mí ante la
vista de Mi Padre Eterno, seáis otros “cristos” en la Tierra. Quien se mantiene
en la prueba en fe, en Mi amor, en disponibilidad en Mis planes divinos, ese Me
da una gloria que ni él mismo podría sopesar en esta vida. Así que hijos, creed
en Mí en todo momento, en tribulación y en bienestar y permaneced en Mi amor
(Jn 15, 9-11) para que deis mucho fruto. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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