Hijos amados de Mi Corazón
divino, os hablo como siempre con inmenso amor y deseo que vosotros también Me habléis
a Mí y Me contéis vuestros problemas, sinsabores y alegrías. Yo, Jesús, os
hablo.
Os vengo a advertir
una vez más que Satanás está hundiendo a muchas almas porque le siguen el
juego. Hijos, tened mucha vigilancia en vuestras almas y mucho cuidado, porque Satanás
esta enfurecido, él sabe que le queda poco tiempo y desea perder el máximo posible
de almas. Yo, Jesús, os hablo.
Cuidado los
matrimonios, ¡cuidado! Es su meta favorita en estos momentos. Romper familias y
destruirlas desde el más pequeño al más anciano. Él quiere vuestro mal tanto como
Yo deseo vuestro bien. Uníos a Mí y no le tengáis miedo, porque Conmigo no
puede, pero no sigáis esos juegos maléficos de dimes y diretes en las familias, incluidos
los menores. Sed prudentes, invocad a Mi Santo Espíritu antes de tomar decisiones.
Acudid a Mi Santa Madre, invocadla a menudo, a vuestro Ángel Custodio, al poderosísimo
Patriarca San José, a San Miguel Arcángel y a vuestros santos preferidos, pero no os creáis
más listos que nadie porque Satanás ha hundido y hunde a mucha gente por
confiar esas personas en ellas mismas. Yo, Jesús, os hablo.
No discutáis por tonterías
sin ningún valor en el trabajo, porque también se mete en los trabajos para que
los compañeros entre unos y otros se injurien y se produzca el enfado, la
distancia, el enfrentamiento. Sed humildes y muy prudentes. No sigáis juegos satánicos
que además no tienen mayor importancia y, el verdadero fin de los mismos es
enfrentaros, romper familias, romper amistades, deshacer armonías en los
trabajos, romper todo lo que os pueda santificar, así que hijos, consideradlo y si
podéis tener a mano una botellita de agua bendita, de vez en cuando rociaros
con ella y rociad también vuestros ambientes, porque todo eso lo odia Satanás.
Lo mismo que los sacramentales, las cosas bendecidas, como detentes,
escapularios, crucifijos, imágenes, todo lo que esté bendecido correctamente
ahuyenta a Satanás y, enseñad a los
pequeños rezos y la bendición en la mesa, porque esas cosas que parecen insignificantes,
ahuyentan al Maligno y además lo humilla terriblemente, Yo, Jesús, os hablo.
Rezad por vuestras
amistades que sabéis padecen duras pruebas para que venzan Conmigo. Ofreced por
ellas sacrificios, limosnas y oraciones, y encomendadme a esas personas a las
que os gustaría ayudar y no podéis porque solo está en Mi mano el hacerlo. Yo, Jesús,
os hablo y os advierto. Paz a vosotros y a vuestras familias.
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