Hijos de Mi divino
Corazón, de nuevo Me dirijo a vosotros con todo el amor que Me producís y con
el deseo inmenso de que cada día estéis más unidos a Mí. Yo, Jesús, os hablo.
Muchos de vosotros os
quejáis de que lleváis tiempo rezándome
y pidiéndome cosas y no os la concedo. Pero hijos, rezáis de una forma que un
robot lo haría mejor. No pensáis en las palabras que pronunciáis, os distraéis
con pensamientos terrenales, no sois conscientes de que os estáis dirigiendo a Mi Majestad, rezáis deprisa sin fervor alguno
y lo que es peor sin fe, así no puedo concederos nada. Si no rezáis de corazón
esas oraciones no Me llegan, se quedan a mitad del camino o se las lleva Mi
enemigo mortal. Queréis la conversión de vuestros familiares pero queréis que
sea Yo quien la haga sin mover vosotros ni un dedo. No hijos, no, hay que
colaborar con Dios y poner lo que esté de vuestra parte, Yo os supliré en lo
que vosotros no alcancéis. Yo, Jesús, os hablo.
¡Con que fe Mi Madre dijo
en las bodas de Caná! Haced lo que os diga
(Jn 2,5). Ella estaba segura de que la escucharía y le concedería lo que Me
pidiera. Pero vosotros sois como máquinas oxidadas rezando, sin meditar, sin
sentimiento alguno y con una rutina exasperante.
Por tanto hijos, cambiad vuestras disposiciones en todo, en la Comunión, en oír la Santa Misa, en rezar el Rosario. Sé que muchas veces estáis cansados, eso os lo admito, pero siempre no estáis cansados, Yo sí que Me canso de las oraciones mediocres y rutinarias que Me ofrecéis. Yo, Jesús, os hablo.
Por tanto hijos, cambiad vuestras disposiciones en todo, en la Comunión, en oír la Santa Misa, en rezar el Rosario. Sé que muchas veces estáis cansados, eso os lo admito, pero siempre no estáis cansados, Yo sí que Me canso de las oraciones mediocres y rutinarias que Me ofrecéis. Yo, Jesús, os hablo.
Queréis manejarme a
vuestro antojo y pensáis que porque recéis un Rosario al rezarlo ya os voy a
conceder lo que Me pedís. Ni siquiera vosotros cederíais con quienes os
quisieran manejar y os pidieran las cosas casi imponiéndolas. Soy Yo el que
manda y vosotros los que Me tenéis que servir, y el que os ame con locura, no quiere
decir que ceda a vuestras peticiones, porque entonces Me convierto tan mediocre
como vosotros y eso no puede ser. Yo rezaba a Mi Padre Eterno y terminaba Mis oraciones
diciendo: Padre, pero no se haga Mi
voluntad sino la Tuya (Lc 22,42). Y vosotros queréis que cuanto antes se
haga vuestra voluntad y eso no es así.
Por tanto hijos, cambiad vuestras disposiciones en los actos de piedad o de lo contrario os encontrareis años sin conseguir lo que pedís porque rezáis mal. Ya os he dicho varias veces que antes de hacer algún rezo o acto de piedad invoquéis a Mi Santo Espíritu, pero muy pocos lo hacéis. Hijos, que no os desanime este mensaje, todo lo que digo es por vuestro bien y movido por Mi gran amor hacia vuestras almas. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
Por tanto hijos, cambiad vuestras disposiciones en los actos de piedad o de lo contrario os encontrareis años sin conseguir lo que pedís porque rezáis mal. Ya os he dicho varias veces que antes de hacer algún rezo o acto de piedad invoquéis a Mi Santo Espíritu, pero muy pocos lo hacéis. Hijos, que no os desanime este mensaje, todo lo que digo es por vuestro bien y movido por Mi gran amor hacia vuestras almas. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
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